El Arzobispado rechaza colocar una placa en La Espina al último presidente de la República

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«Nos parece increíble que en Asturias esté enterrado José Maldonado, una figura indiscutible, sin siquiera un reconocimiento en el lugar de enterramiento, pero tengamos las calles con nombres y símbolos que reconocen a asesinos fascistas», cuestiona el diputado de Podemos Rafael Palacios, que planteó la propuesta a iniciativa del Ateneo Republicano

Cementerio de La Espina

Redacción/Grado

El Arzobispado de Oviedo, a través de la Vicaría General, ha rechazado la petición del Principado de colocar una placa conmemorativa en los muros del cementerio de La Espina en memoria de José Maldonado, último presidente de la República en el exilio, y que descansa en el camposanto salense. La consejera de Presidencia, Rita Camblor, ha informado de la negativa de la Iglesia asturiana al diputado de Podemos Rafael Palacios, que había planteado la propuesta como pregunta parlamentaria, a iniciativa del Ateneo Republicano. Camblor señala que el cementerio es de propiedad privada, de la iglesia, y que no pueden colocar la placa sin el permiso de los propietarios, ya que «el marco legal en el que nos movemos no establece derecho de la Administración a actuación alguna en propiedades privadas, salvo exhumaciones, retirada de símbolos de enaltecimiento del franquismo y bienes con declaración de Lugar de Memoria. Concretamente el cementerio de La Espina no cumple ninguno de los supuestos anteriores», señala la respuesta parlamentaria. «Este Gobierno es sensible a nuestra memoria y creemos que la figura de José Maldonado merece reconocimiento histórico», añade Camblor, que destaca que la pandemia ha impedido «celebrar un acto acorde con la importancia de la persona homenajeada».

Para el diputado Rafael Palacios la respuesta del Gobierno regional no es satisfactoria. «Nos parece increíble que en Asturias esté enterrado el último presidente de la República, una figura indiscutible, sin siquiera un reconocimiento en el lugar de enterramiento, pero tengamos las calles con nombres y símbolos que reconocen a asesinos fascistas. No pasa en ningún lugar del mundo, personas de reconocida importancia histórica que deberían llenar de orgullo a todos los asturianos y que en aquí son olvidadas, ni una simple placa en un cementerio. Informaremos al Ateneo Republicano de esta situación. Creemos que ya está bien de que la Iglesia se apropie de bienes que son de todos, y que el Principado deje hacer».

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