Estas personas urbanitas, llegan a nuestros municipios de montaña, por lo tanto rurales, desconociendo nuestra cultura; se desplazan por las aldeas, no entendiendo la forma de vida de la Asturias rural, donde los animales transitan por los caminos a su libre albedrío, con esa libertad ancestral, que gracias a Dios no se perdió aún.
Estas personas piensan en este caso que los perros están abandonados y sin encomendarse a nada ni a nadie ala los
cogen y se los llevan sin más. Un perro es fácil de llevar. Pero me pregunto ¿harían lo mismo con ese burro que está solo
en un camino comiendo de un mato que cierra un prao? Eso sería más difícil.
El destino es uno de esos recintos de acogida y ¿qué ocurre? Que el dueño legítimo del animal se desespera buscando al “secuestrado”. Cuando por fin da con su paradero, los inconvenientes burocráticos muchas veces son difíciles de solventar. Por más que se diga que es su perro, ese ser que ya forma parte del núcleo familiar, que ayuda al paisano a recoger el ganado, que guarda la casa y avisa si algo extraño ocurre, que juega con los niños a los que defiende si llegara el caso; es decir es UNO MÁS DE LA FAMILIA.
Por experiencia se lo que es para ti tu perro, es el compañero fiel, es el que te recibe con alegría siempre, es el que te echa de menos cuando pasan días sin verte y salta alborotando cuando regresas.
Y digo todo esto, pues West mi perro, murió el día 4 de este mes, hubo que hacerle la eutanasia por un cáncer de hígado.
Finalmente, a los forasteros, dejen a los animales tranquilos pues queriendo ser salvadores lo único que hacen es originar problemas a los dueños, este es el caso de la perrina Chispa, a la que sus dueñas Lola y Carmen esperan con ilusión para que vuelva a su lado.
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