Publicado el: 07 Jul 2021

Diversidad de opinión, fuente de riqueza

Por Javier F. GRANDA

La necesidad de fomentar la diversidad de opinión y huir del pensamiento único ha de estar siempre en la mente de una persona crítica que sabe analizar la información que recibe. Los medios de comunicación pueden contribuir seriamente a formar mentes despiertas. Deberíamos ya saber desconfiar de aquello que procede, sin filtros, desde determinadas instancias oficiales. Sabemos que hoy llega demasiado ruido y vivimos en lo que algunos han denominado la época de la mentira, otros hablan de la posverdad, pero siempre se trata de influir en las actitudes sociales. Aunque la mentira haya estado siempre ahí. Las corrientes de opinión están, por lo general, conformadas por intereses que persiguen el control y manejo de las mentalidades. Se hace desde una escala local y próxima, a una más lejana. Desde un nivel cotidiano como puede ser la realidad de un vecindario, aldea o barrio, a realidades de escala global. Este manejo de la información permite que sea más fácil generar estabilidad o inestabilidad en las decisiones que afectan a las vidas de los individuos, hacer que consuman más, o consuman determinados productos, posicionar una campaña política por delante de otra, o intervenir de múltiples maneras en la realidad de las sociedades. Podemos pensar que somos dueños de nuestro pensamiento, pero siempre hay alguna influencia que nos conduce hacia determinado lugar y nos hace seguir una determinada línea de opinión generalizada. Arriesgarse a ser alguien que desconecte de lo que le llega del exterior es situarse claramente fuera de los márgenes, ser un auténtico outsider. Pero, ¿es posible no salirse del todo y mantener la crítica hacia el sistema que nos tratan de imponer? Es definitivamente muy difícil ya que, por lo general, todos dependemos de un trabajo en el que no podemos traspasar unas normas, tenemos responsabilidades y nos hacen creer que debemos ser, lo que se ha denominado políticamente correctos. Quiere decir que debemos oír, ver y callar, para no molestar a quien hace y deshace en la sombra y a plena luz del día. Vemos cómo aquel que es independiente y crítico es incómodo. Estamos acostumbrados a los pelotas, aquellos que adulan a su jefe o a quien es influyente, tirándose en plancha ante él, haciéndole pensar que es importante, para que le tenga en cuenta, buscar su complicidad hasta el punto de reírle todas las gracias, por poca que tengan, pero siempre haciéndole pensar que es el mejor. De esa manera consiguen posicionarse. No sabría decir si es más idiota el pelota o el que se deja adular, pero esta forma de comprar el favor es una manera de hacerse fuerte en el sistema. Esos son los que consiguen asentar el modelo porque ayudan a construir el estado de opinión que aplaude a incompetentes que desconocen lo que se traen entre manos pero que pueden hacer que aquello en lo que tienen influencia experimente un giro hacia donde ellos puedan llevarlo. Y esto es así y ha sido así, sin miedo a equivocarme, desde muy antiguo. El comportamiento gregario que nos puede hacer salvar situaciones de riesgo, nos lleva al adocenamiento en situaciones donde la mentira se construye desde el poder. Por eso no solo basta estar alerta y ser crítico, sino que es necesario decirlo cuanto más alto y claro, mejor. A ver si se escucha…

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