Publicado el: 23 Ago 2021

El crimen de ‘La Gran Vía’

En 1960 una joven maestra de Proaza de 28 años que vivía en Salas apareció muerta en un pozo cubierta por una gran piedra, un caso sin esclarecer perdido en los archivos

Edificio donde supuestamente se cometió el crimen/ J. F.-G.

Javier F. Granda/Salas

Recientemente, presenté en un congreso sobre Archivos, Historia y Patrimonio Documental, celebrado en Jaén, una comunicación titulada ‘El archivo como frustración. Apuntes para una sospecha’. En este trabajo planteo la dificultad que encontré tratando de avanzar en la investigación de unos hechos acaecidos en Salas, relacionados con el fallecimiento de una mujer de 28 años, en noviembre de 1960. Muchos de estos problemas se deben a la pésima gestión de los archivos a los que he accedido. En el acervo popular y memoria colectiva de Salas, capital del concejo, existe información clara que nos situaría tras la pista de un crimen. Como investigador me vi obligado por falta de fuentes escritas a realizar acopio de fuentes orales que son las que, en origen, me sitúan en el punto de partida. Conocí esta historia hace unos años conversando con los habituales de la cafetería Gran Vía, donde acostumbro a tomar el primer café de la mañana. La historia podemos ubicarla en una céntrica calle de la villa de Salas, donde se eleva un edificio de fines del siglo XIX. Se observa a simple vista que este edificio ha pertenecido a una familia poderosa económicamente. Fue construido por un emigrante a Cuba que instaló en él un comercio. Desde entonces la propiedad ha cambiado de manos al menos en dos ocasiones, y parece que no hay descendientes de quienes lo habitaban en el año 1960 cuando fallece la protagonista del suceso. Se trataba de una maestra nacional de veintiocho años. Así lo precisan quienes recuerdan lo ocurrido y así se refiere en la inscripción de defunción del Registro Civil de Salas. La joven estaba casada y el matrimonio no tenía descendencia. El marido pertenecía a la familia propietaria del edificio. Ella había nacido en Proaza y es, seguramente, su profesión la que le lleva al de Salas. De su marido, el sospechoso para quienes mantienen que la mujer fue asesinada, se dice que era una persona desalmada, que durante la Guerra Civil habría cometido muchas tropelías y hecho mucho daño desde su posición en el bando franquista. Durante la posguerra habría sido un tramposo al cargo de la tramitación de subsidios a los demandantes del municipio. Su mujer aparece muerta en el interior del pozo ubicado en la trasera de la casa. Hay quien detalla que sobre el cadáver apareció una enorme piedra que lo ocultaba. En los papeles no se habla de crimen, pero hay que pensar en algo extraño si un cadáver aparece en un pozo con una piedra que le cubre. Si sospechamos de un crimen, es posible que tras el golpe mortal a la víctima hayan pretendido deshacerse del cadáver en el interior del pozo, tratando de echar tierra sobre el asunto, o bien hayan querido hacer verosímil la idea del suicidio de la mujer. El edificio al que nos referimos es conocido como La Gran Vía y se emplaza en la calle de La Pola, en Salas. La cosa se complica al tratar de acceder a la información sobre el fallecimiento de la joven, ya que no queda rastro de las diligencias judiciales, ni de la autopsia, que permitirían conocer cómo se llevó a cabo la investigación. No es posible, por tanto, entrar a valorar nada de lo que allí se pudiera contener, no obstante, se ha consignado una “hemorragia cerebral” para certificar el fallecimiento, si bien no se indica la causa de esa hemorragia, y lo que sí parece haber ocurrido es, como mínimo, una “muerte accidentada” como expresa el apunte del libro parroquial de Salas, al que he tenido acceso. La localización de las diligencias previas nº 28/60 es fundamental para dilucidar las claves de este asunto, aunque también lo que contenga esa documentación pudiera ser dudoso pues podría estar manipulado en origen, por motivos de influencia y poder, en un momento en el que el régimen franquista estaba muy asentado. El desconocimiento de las investigaciones llevadas a cabo en el momento inmediato al descubrimiento del cadáver, el análisis de la escena, interrogatorios, autopsia de la joven, etc., impide llegar a una conclusión firme sobre cuáles fueron las carencias o las virtudes de la investigación llevada a cabo en noviembre de 1960. Por el momento la oralidad ha dictado sentencia en lo que podríamos llamar el “Crimen de La Gran Vía”.

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