Los residentes hicieron una sestaferia para limpiar la sebe que se comía el templo, donde hoy celebraron una misa

Redacción/Grado

Las ermita románica de Belandres estaba en un estado pésimo, comida por la maleza, como denunció este periódico, en el reportaje ‘La sebe se come la ermita románica de San Julián de Belandres’, de Beatriz Canitrot. Para evitar el deterioro del templo, que cuenta nada menos que con nueve siglos de historia, los vecinos de la localidad moscona se unieron en sestaferia y retiraron toda la maleza, permitiendo que la construcción luciera de nuevo en todo su esplendor. Para celebrar la recuperación del entorno de la ermita, los vecinos decoraron el altar y celebraron una misa.

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