La escuela salense cumple 40 años con un proyecto innovador, que incluye un sistema contra el ‘bullying’

A. d B./ Salas

l colegio público de Cornellana cumple 40 años desde su fundación, y lo hace resistiendo en medio del declive demográfico de la zona rural asturiana, donde cada niño es de oro. «Tenemos 50 alumnos, pero si no fuera por la gente que viene de otros concejos gracias a nuestro proyecto educativo no pasaríamos de 30», señala el director del centro, Hugo Cañedo de la Torre.

Natural de Grado, llegó a la dirección del colegio de Cornellana hace tres años, y empezó a buscar una forma de lograr una plantilla estable de profesores. «En la escuela rural es lo más importante, contar con un equipo docente estable para impulsar el proyecto. Así que me lo tomé como si fuera un entrenador de un club de fútbol que ficha para el equipo: si sabía que había un buen maestro en algún centro, iba a hablar con él y le animaba a venir a Cornellana». Así ‘fichó’ a profesores de Agones, o de colegios de Grado como el Bernardo Gurdiel o el Virgen del Fresno…, «gente que pudiera encajar en lo que queríamos hacer aquí». Logró así un equipo estable de once maestros y maestras, «porque aunque parezcan pocos alumnos, no lo son, es como tener 50 hijos».

El primer proyecto que puso en marcha hace tres años, y que ya es estable, es el de convivencia pacífica, para conseguir un centro escolar sin ‘bullying’ ( sin abusones). «Está funcionando muy bien, usamos un sistema de resolución pacífica de conflictos». Después abrió el colegio a la comunidad, tras una inversión «importante» para convertir un aula en gimnasio. «Dedicamos 25.000 euros que aportó la consejería, y además lo puede usar el pueblo, por ejemplo para clases de pilates, viene una veintena de mujeres de mediana edad que cuentan con este recurso también para socializar». Han implantado este curso además un sistema para dar clases incorporando las nuevas tecnologías, con tablet, de forma que una parte de la clase se hace con ejercicios interactivos, «es importante en el mundo rural facilitar el uso de las nuevas tecnologías, más allá del móvil». En cuanto al proyecto educativo, «es casi individual», ya que aunque hay cuatro aulas (la de Infantil, la de 1º y 2º de Primaria, la de 3º y 4º y la de 5º y 6º), en los dos últimos cursos se desdobla la clase en todas las asignaturas salvo en Inglés y Educación Física, «de forma que en Matemáticas, por ejemplo, tenemos clases de 6 alumnos, lo que es una enseñanza personalizada».

El proyecto ha tenido como efecto que hay familias que se han decidido a irse a vivir a Cornellana precisamente porque es el colegio que quieren para sus hijos. «Se han incorporado este año tres familias de fuera con los niños más pequeños, de 3 años, y si no fuera por esto no tendríamos ningún niño de esa edad y habríamos tenido que cerrar el aula». En cuanto a las instalaciones, los propios maestros están implicados en la mejora del centro, de forma que el curso pasado ellos mismos decoraron el patio con juegos tradicionales, para facilitar a los nenos actividades durante la pandemia. «Salían al patio y eran como presos, tenían que estar separados y daban vueltas, y daba una pena que decidimos pintarles estos juegos», cuenta el director, embarcado ahora en reunir en abril a antiguos profesores, alumnos y familias para celebrar las cuatro décadas de vida del centro como se merece.