Publicado el: 23 Mar 2022

Esther Martínez: «1933 fue el año de los lavaderos, la República trajo educación y limpieza»

La bibliotecaria de Las Regueras, corresponsal de LA VOZ DEL TRUBIA, presentó ayer junto al fotógrafo Daniel Canga el libro ‘Lavando la memoria. Atlas sentimental de los lavaderos de Las Regueras’, editado por el Ayuntamiento y que recorre 47 enclaves en el concejo

Vicente Herranz, Esther Martínez. Maribel Méndez, Daniel Canga y David Pérez/ Beatriz Álvarez

Beatriz Álvarez/Las Regueras

La Casa de la Cultura de Las Regueras acogió ayer, Día Mundial del Agua, la presentación del libro ‘Lavando la memoria. Atlas sentimental de los lavaderos de Las Regueras’, de Daniel Canga y Esther Martínez, bbliotecaria y corresponsal en el concejo de LA VOZ DEL TRUBIA. El acto de presentación del libro, editado por el Ayuntamiento de Las Regueras, contó con la presencia de los autores, que estuvieron acompañados por la alcaldesa, Maribel Méndez, y el concejal de Cultura, Vicente Herranz y fue conducido por el periodista David Pérez.
Una crónica histórica y sentimental a través de 47 imágenes de lavaderos del concejo, lugares tan importantes para la vida social como imprescindibles para la vida diaria en los pueblos. Espacios que supusieron una auténtica revolución para la mujer que pasó de lavar arrodillada a lavar de pie y que eran las redes sociales de la época. Poder lavar de pie suponía abandonar una penitencia impuesta por las obligaciones del trabajo de la casa, pues la limpieza de la ropa de una familia reflejaba a la misma: “humildes sí, pero limpios”.
Presentó el acto que se desarrolló en forma de coloquio, David Pérez quien tras introducir a los intervinientes favoreció el intercambio de experiencias y vivencias entre los mismos y entre el público asistente. Juntos rememoraron lavaderos y ubicaciones, espacios y lugares, pero también hicieron “un viaje a lo invisible, un momento en el que los lavaderos formaban parte de la vida diaria al tiempo que un auténtico homenaje a las mujeres que frecuentaron los lavaderos, las lavanderas”.

Un total de 47 fotografías cuya autoría firma Daniel Canga “aunque podrían ser muchas más”, cada una con sus respectivos textos escritos por Esther Martínez, acompañados de códigos QR que facilitan al visitante su localización. El libro tiene su origen en un trabajo previo del autor, que recorrió el concejo haciendo fotos para documentar la Carta Puebla, “me rondaba la idea por la cabeza y entonces empecé. Según iba haciendo las fotos, me iban mostrando los vecinos otros lavaderos en otras ubicaciones. Le presentaba las fotos a Esther, a Maribel y a Vicente que fueron los impulsores de la iniciativa. Cuando llegamos a 20 fotos yo empecé a preguntar a gente mayor por los sitios y fue cuando vimos que no podía ser un folleto, tenía que ser un poco más que un folleto”. Y así nació este libro cuya sucesión de imágenes sigue un criterio personal en el que “importa mucho conservar el patrimonio material pero también el inmaterial que es la revolución que supusieron los lavaderos.”
Para este trabajo se ha contado con la ayuda infinita de los vecinos pues “algunos son muy fáciles de localizar pero hay otros muchos que llevan mucho tiempo olvidados. Los vecinos nos daban razones de porqué usaban unos y no otros: la situación, la calidad del agua, solo descartamos aquellos en los que no quedaba nada en absoluto”, dijo Esther Martínez que buceó en el archivo del Ayuntamiento en el que incluso encontró anécdotas de cómo fue la desaparición de alguno. “Los libros de actas de los plenos antiguos conservan en los márgenes los temas que formaban el orden del día por lo que no había que leerlos enteros, hasta que llegamos a 1933 año en que se construyeron lavaderos sin parar. La República trajo escuelas y lavaderos, educación y limpieza. Ha sido un trabajo apasionante con las dificultades de trabajar en el archivo, manejando planos, también trabajo arqueológico, el lavadero documentado más antiguo es el de Santuyano, la fuente de Arriba. Estos documentos fueron para mí una sorpresa importante”.

Hay mucho trabajo en esta serie de fotos y en los textos. Las fotos tienen su parte artística: “llegar al sitio, verlo y analizar cómo puedes sacarlo y le das vueltas y vueltas a base de hacer fotos y luego ya seleccionas, además de hacer la foto, hay que procesarla y lleva mucho tiempo”, relató Canga. Martínez destacó que “los textos se me ocurrían, pero al ver las fotos tenía que ir cambiando, es lo que te sugieren: un oasis en medio del monte, las Ablanosas, las xanas, … es un trabajo muy condensado, también de desbroce, retoque artístico, la maquetación. Los lavaderos tienen diferentes perspectivas». Si tienen una pena es “nos faltaron lavanderas porque quedan muy pocas, tenemos testimonios pero no lavanderas”.

Para el concejal de Cultura, Vicente Herranz es importante dar a conocer este patrimonio tan cotidiano oculto en el concejo, por el valor histórico que aporta para el conocimiento de la vida en aquel momento- “Supusieron un cambio importante, de bajar al rio a poder lavar cerca de casa, hicieron la vida más cómoda, sobre todo a las mujeres. Por otro lado, es lógico que en Las Regueras haya lavaderos, por algo nos llamamos Las Regueras. La labor que han hecho los autores es importante pero también la del grupo de sestaferia que colabora en la recuperación de los mismos y de su entorno».

Maribel Méndez por su parte destaca la foto de la Cárcaba y la gran variedad de espacios, “muchos típicos y algunos muy singulares. Se trata un filón muy importante y se van recuperando poco a poco entre los vecinos y el Ayuntamiento, planes de empleo, sestaferias convendría que perdurase este trabajo en común y lo más bonito sería que se recuperasen todos y para ello trabajamos». Un compromiso de políticos y vecinos, seguir trabajando es este proceso de recuperación y un proyecto, la realización de una ruta que sirva como recurso turístico, uno más para un concejo a descubrir con tantas cosas que ofrecer.

Deje su comentario

La Voz del Trubia