El exconcejal presentó su primera novela con el templo desacralizado lleno y en un escenario que emulaba una terraza de cualquier chigre moscón, donde charló con el editor Marcelo García, los ilustradores Gema Paredes e Ignacio García, la concejala Elsa Suárez y el impulsor de las Jornadas de Literatura, Javier F. Granda
Esther Martínez/Grau
Sin duda nada fue casual en la presentación el pasado sábado de ‘Tentando al diablo’. Una capilla desacralizada; la de los Dolores, fue el lugar. El escenario, la recreación de un bar de la villa de Grau, ya que ante unas cervezas hace un año, se gestó la idea después de las I Jornadas de Literatura. ‘Más madera’ es la editorial que lo publica, que pertenece a la asociación Alternativas (creadores, escritores, músicos y artistas de Asturias), que acababa de clausurar las II Jornadas de Literatura en la villa moscona y para quien según su presidente Javier F. Granda, “Plácido es un valor y un orgullo”. La obra literaria que presenta Plácido Rodríguez, ilustrada por los moscones Gema Paredes e Ignacio García, es una novela o no; es tal vez un libro de relatos, o es una novela ilustrada. Tampoco es casual que Tentando al diablo se acabara de componer el 25 de marzo de 2022, siete siglos y un año después de que Dante Alighieri, comenzara su viaje en la Divina Comedia, un día que se reconoce en todo el mundo como el Dantedi. El infierno, el purgatorio y el paraíso conviven en la obra de Rodríguez, que como Rayuela, puede ser lo que el lector elija; puede seguirse el modo lineal o alternando relatos. Tampoco es casual que la primera ilustración sea el fuego y que en el primer relato los bomberos tengan protagonismo. Plácido es un escritor que apaga fuegos o un bombero que escribe; la política (Plácido fue concejal de Cultura durante cinco años) arde a veces y a la pregunta de si era necesario dejarla de lado para publicar, la respuesta del exconcejal, fue sí. Todo confluyó para que en la tarde del sábado ante un publico que llenó la sala, Plácido Rodríguez acompañado de Elsa Suárez, actuando en su doble papel de amiga y concejala, que se emocionó “porque te lo mereces”.
En otra mesa Javier Fernández Granda y el editor de la obra, Marcelo García, que afirmó que “había material extenso, tanto cuantitativa como cualitativamente; para elegir”, y en otra mesa de la improvisada terraza, los ilustradores cuyos grabados se pueden ver estos días en la Casa de Cultura de Grau.
El autor comenzó la presentación “en asturianu, porque quiero reivindicar el derecho, que no la obligación de falar en asturiano” para finalizar “ en castellano, porque la obra está escrita en castellano.”. De sus palabras, casi se pueden intuir que la próxima publicación podría ser en asturiano. Material hay suficiente según sus editores.
Hay lugar en la obra para el realismo mágico, incluso hay un Macondo, que el lector deberá descubrir tejiendo las pistas que van dejando los veinte relatos y las ilustraciones que componen, las doscientas veinte páginas de ‘Tentando al diablo’
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