La fotógrafa Esperanza Labrador refleja, junto a la poeta Marisa Bello, la «intimidad» de Teverga en el proyecto ‘La mirada donde la memoria’

F. Romero/ Trubia

Esperanza Labrador (Santa Cruz de Tenerife, 1971, aunque asturiana por los cuatro costados) es una fotógrafa autodidacta que lleva 15 años instalada en Trubia, cuyo entorno ha retratado a fondo. Su próximo proyecto junto a la poeta Marisa Bello, ‘La mirada de la memoria’ es un retrato íntimo de Teverga.

-¿Cuándo empezó con la fotografía y por qué?

– La fotografía estuvo siempre. Desde la atracción que he tenido siempre por los álbumes familiares, pasando por el corcho lleno de fotografías y anuncios que tuve en la habitación de adolescente y por supuesto siempre era la amiga que llevaba la cámara a todos los sitios.

-¿Qué aspecto de la fotografía le interesa más?

– El retrato, siempre el retrato.

-¿Dónde ha publicado?

-Desde en revistas generalistas tipo Kireei, cosas bellas, hasta revistas puramente fotográficas como AFU Digital, Handabali Magazine, en la revista digital Mujer Art, varios fanzines y en el libro ‘La Mirada del Paciente’ de Cinfa.

-¿Tiene muchas imágenes de los valles del Trubia? ¿Es un territorio fotogénico?

– Muchas. Lo normal es fotografiar tu hábitat y desde hace quince años los valles del Trubia son mi hogar. Son una maravilla, ellos solos “ponen la foto”

-¿Y Teverga?

– Teverga es un lugar con el que tengo un vínculo especial. De hecho tengo un proyecto, ‘La mirada donde la memoria’ con la poeta Marisa Bello, que refleja mediante un híbrido de poemas y fotografías Teverga desde lo íntimo (la familia de Marisa es oriunda de Teverga y aún conserva allí tíos y primos). Es un proyecto con visos de ser libro y exposición. –

-¿Qué artistas le inspiran?

– Si hablamos de la fotografía tengo predilección por fotógrafos clásicos como Elliot Erwitt, Henri Cartier Bresson, David Seymour, Vivian Maier. Ya más actuales Sally Mann, Isabel Muñoz, Raquel Chicheri. Y asturianos muchos y muy buenos como Pelayo Lacazette, Eloy Alonso, Marta Areces, Nicolás Cancio, Ivan Martínez.

-¿Cuál es el paisaje que más le ha gustado capturar con su cámara?

– La verdad es que es una pregunta que no sé responder. Han sido muchos y muy variados. Siempre es bueno tener algo pendiente.

-¿Qué foto o fotos le faltan por hacer y no ha podido?

-Es recurrente una escena que vi en Sevilla hace años, un rasta y un niños pequeño y cómo interactuaban (no pude fotografiarlos porque no llevaba cámara en esos momentos). Lo bueno (o malo) de ser fotógrafo es que ves fotos casi de continuo y tienes que aprender a renunciar a muchas de ellas.

– En el mundo de la imagen, en donde cualquier usuario lleva en su móvil una buena cámara ¿qué lugar le queda al fotógrafo profesional?

– Creo que democratizar la fotografía ha sido bueno, pero hay trabajos fotográficos que son casi imposibles de realizar con un móvil. No es tan sencillo como parece hacer una buena foto.

-¿Qué proyectos de futuro tiene?

-Afortunadamente unos cuantos desde un libro híbrido de fotógrafos y escritores que estamos a punto de presentar y lleva por título “2056, Ciudad futura”, “La mirada donde la memoria” con la poeta Marisa Bello, un par de exposiciones y por supuesto lo que más me gusta que es hacer fotos a la gente, y colarme en su día a día para procurarles recuerdos duraderos en forma de fotografía.