Luis García Donate

Bienvenidos seáis a este nuestro rincón para la tertulia y la reflexión. Espero que os encontréis bien y con apetito, hoy vamos a meternos en la cocina y ponernos dulces con una historia que hoy más que nunca, tiene miga. Seguro que muchos de los presentes habréis probado los «Suspiros» de Grao, normalmente con café. Una galleta más bien dura y porosa que se deshace en migas finas al morder y con un agradable toque dulce que te hace volver a por más cuando sólo tenías pensado comer una «por probar». El otro día, mientras saboreaba una me puse a pensar en el origen del nombre, algo muy mío, me encanta tirar del hilo llegando al origen y los motivos originales de cualquier cosa. Según parece el nombre viene de que eran galletas que las mujeres preparaban a sus maridos para los viajes largos y suspiraban preocupadas mientras amasaban. Otra versión dice que eran preparadas para agasajar a los que volvían de trabajar lejos del hogar, pero ambas coinciden en los suspiros. Es curioso que uno puede encontrar una buena historia hasta en una caja de galletas. Esto ha sido todo por este mes, espero que os haya gustado. Nos vemos en el próximo, hasta entonces os sugiero que consigáis una caja de suspiros. Disfrutadla si lo hacéis, hasta más ver.