Fernando Romero

[El Mirador]

La gasolina no va a bajar de precio, en todo caso seguirá subiendo. Los que mandan en el mundo lo saben desde la primera Cumbre para la Tierra de Estocolmo. Ya han pasado 50 años. Los combustibles fósiles se acaban y también es hora de decir adiós a los parches, de ir pensando en que la supervivencia del planeta tiene los días contados si no cambiamos de chip (y ya vamos tarde). Y cambiar de chip no es pensar en «crecimiento» «desarrollo»… Por mucho que le pongan el calificativo de «sostenible» y «verde» lo cierto es que no cuela. Y lo saben. De-cre-cer es la palabra mágica. Y para ello hay que ir deconstruyendo las ciudades y reconstruyendo los pueblos, el comercio local, la vida apegada a la tierra. La globalización es un camelo, otro más. Ya sabemos que, a la mínima, colapsa. Más allá de la metrópoli hay un territorio desde el que reflexionar sobre las generaciones venideras.