La subida a la cima que domina el valle es un reto difícil pero que tiene premio
Patricia Bermejo/ Las Caldas
Soy de las que siempre repiten eso tan recurrido y a su vez tan cierto de que “querer es poder” y eso fue lo que me dije a mí misma antes de decidirme a coger las botas de montaña, el palo de senderista, mi básica mochila, y proponerme firmemente el ascenso a la cima de la Peña Avis ( para muchos otros Peña Vis), por mucho que hubiese tenido que escuchar a varios vecinos de un punto u otro del valle de Las Caldas y también de Bueño frases como : “ahí ya no sube nadie estos últimos años”, “la parte final no tiene camino y es peligrosa”, “mi padre subió pero cuando la guerra”, “en casa sólo lo hicimos de jóvenes”, y un largo etc, pues a mí basta que me digan que algo es un tanto complicado para que aún me lo proponga con más tesón y lo logre casi siempre. Desde el primer día en que vine a vivir, hace ya unos cuantos años, a Caces no había tarde que no me quedase mirando ese imponente pedrusco, esa majestuosa montaña, que parece como si arropase y protegiese todo el valle, pero mucho más aún a Fuso de la Reina y su histórica estación de la FEVE, antaño tan importante, y pensase en qué modo se podría subir allí arriba, por dónde, cómo, con quién, cuándo… y me dediqué a preguntar sobre caminos de ascenso y a buscar información. El año pasado me dijeron contaron muchas anécdotas y experiencias pero en lo que vi que todo el mundo por estos lares coincidía era en que el ascenso por el lado de Fuso era prácticamente imposible hace tiempo y en que se debía subir desde Bueño, osea, desde el concejo vecino ( Ribera de Arriba ), así que el día en que decidimos ponernos “manos a la obra” fue desde Bueño, dejando el coche aparcado en su plazoleta, donde está el monumento conmemorativo al galardón recibido como Pueblo Ejemplar de Asturias 2012, y, desde ahí, comenzar el andanaje a la base del monte y seguido el ascenso. Tengo que decir que el primer tramo no sólo me resultó muy sencillo si no también muy rápido, pues se camina realmente bien. Se trata de una zona boscosa, en continua subida, hasta llegar a una cabaña en ruinas, girar a la izquierda y comenzar el camino de ascenso a la cima. Todo el trayecto resulta muy llevadero hasta llegar a la antecima, ahí, a ese tramo, es a lo que supongo que todos se referían con lo de que ahora estaba muy mal. El problema es que en esa parte alta el camino como tal desaparece y se torna en todo matorral, y mucha piedra suelta que pisar. Lo que hay que hacer llegados a ese punto es seguir el muro de piedra, con algún que otro hito, que nos encontramos, y quizás, según la época del año y las lluvias copiosas previas o no, tener que dar algún salto que otro, cual cabra montesa, de una piedra a la siguiente, ayudándose del palo, que para algo lo llevamos siempre al monte. Eso fue lo que yo hice y les aseguro que el esfuerzo merece la pena. Llegar a la cumbre y mirar a un lado y otro, a vista de pájaro, es algo parecido al título aquel de la famosa canción de Enrique Iglesias, una “experiencia religiosa”, y además nunca mejor dicho lo de religiosa pues lo primero que nos encontramos en la cima en la cruz y el bonito Belén entre las piedras. En un primer vistazo destaca sobre todo la vista de la Sierra del Aramo, el Monsacro y la Mostayal, la torre de Peñerudes, la central térmica de Soto de Ribera, la belleza del río Nalón y sus meandros de serpiente, las espectaculares vistas de los pueblos del antiguo Ribera de Abajo̧ Puerto, Caces, Las Caldas…, la estación de tren de Fuso de la Reina desde arriba, el campo de golf, el balneario, etc. Y ¡cómo no, Oviedo y el monte Naranco!. Maravillosa. La panorámica es simplemente maravillosa. Eso sí, se recomienda escoger siempre un día despejado, eso vaya por adelantado. Al descender, ya que volvemos a Bueño a por el coche, recomiendo visitar el Centro de Interpretación del Hórreo pues este precioso pueblo cuenta con más de 50 hórreos y paneras perfectamente conservados, lo que supone un patrimonio arquitectónico y etnográfico excepcional. Y ya puestos, acercarse al área recreativa a descansar pues es una de las más bonitas y con mejores servicios de los concejos limítrofes. Así pues, ya no tiene nadie excusa para no subir a la Peña Vis. La distancia total recorrida es de unos 9 km., el desnivel es de 321 m. , y la altitud de la cima son 407 m. ¿La duración?. Eso es muy subjetivo y depende del ritmo de cada cual, de sus paradas a descansar, sacarse selfies para Instagram, grabar vídeos, etc, pero lo normal es que no supere las 2 horas o 2 horas y media. Queda patente que los retos son para cumplirlos y que este valle podemos y debemos conocerlo a fondo pues es uno de los más bellos de esta región, y a fondo también implica desde las alturas, que es, por cierto, cómo y desde dónde mejor se divisan las cosas.
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