Publicado el: 24 Ene 2023

El cine Konfort, última llamada

Se acaba el tiempo para frenar el deterioro del edificio, atribuido a los Somolinos pero que es obra del gran arquitecto Castelao

Fachada del cine Konfort / J.F.G.

Javier F. Granda / Salas

Un edificio es mucho más que su fachada, su envoltorio o su piel. Es más que un contenedor donde en su interior se desarrollan las funcionalidades para las que fue proyectado. Al hablar del cine Konfort lo hacemos pensando en el momento de eclosión de la cultura de masas que representa el cine y de la formación del imaginario colectivo que éste supuso en nuestra sociedad contemporánea. Lo hacemos analizando los mecanismos socializadores que se ponen en juego en ese ritual que implica la participación en el ocio colectivo, la reflexión y comunicación antes y después del visionado de una película, el encuentro expectante ante la narrativa audiovisual, o la relación con horizontes lejanos que confluyen en un espacio y un tiempo que trascienden las propias vidas de los individuos. De aquella época dorada del Konfort en Salas quedan fotografías como las de Jumbo, permanece el recuerdo de quienes en él fueron espectadores de las proyecciones del momento, rastros en la escritura popular, como la correspondencia epistolar donde se habla de su programación o se comenta alguna película, y queda por fortuna aún, una parte importante del edificio: su fachada, prácticamente intacta, el hall de acceso, además de todo su cierre perimetral.

Tras décadas de abandono, el tiempo obra estragos y estamos en un momento límite para tomar en serio la necesidad de recuperar un edificio que es parte importante de la historia reciente de Salas y de la memoria colectiva de varias generaciones. Se trata de un edificio que no debiera desaparecer y para el que habría de recuperarse la actividad cultural original además de servir para otro tipo de espectáculos. Proteger el cine Konfort es para Salas un deber inexcusable por todo lo que culturalmente ha significado. Pero, además, el interés arquitectónico de la construcción hoy existente, lo merece. Recientemente hemos conocido, gracias a las pesquisas del arquitecto Jesús Arango, que el Konfort fue construido según proyecto de Ignacio Álvarez Castelao y no de los hermanos Somolinos, tal como aparece en la ficha del Registro Asturiano de Cinematógrafos, de la Consejería de Cultura. Este edificio de gran interés arquitectónico había sido propuesto inicialmente para su inclusión en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias y lamentablemente quedó fuera de la selección de cinematógrafos a proteger, por las alegaciones recibidas según se expresa en la Resolución de 29 de julio de 2016, de la Consejería de Educación y Cultura de Asturias.

El proyecto de Castelao hallado en el Archivo Histórico del Ayuntamiento de Salas, data de octubre de 1949 y refiere que se proyecta el cinematógrafo para salas de butacas con capacidad para 266 espectadores y una sala sobre el vestíbulo para cabina de proyección, así como local para ambigú, aseos y local para personal. En lo que se refiere la fachada principal a la Avenida del Pontón, se plantea con algunas variaciones respecto de lo que hoy se conoce, pero se ejecuta según se describe: planta baja con revoco pétreo y parte alta con chapado de ladrillo, cornisa, impostas y jambeado de huecos de piedra artificial. Las variaciones entre el dibujo del proyecto y el resultado final de la construcción quedan patentes en la apertura de cinco huecos que no aparecen en origen, no obstante, el edificio mantiene en esencia la traza. De la fachada destacan sus amplias dimensiones y la marquesina que la recorre longitudinalmente, definiendo la separación entre plantas, así como la agrupación de los huecos y disposición funcional de accesos que quedan centrados en un eje de simetría que solo desequilibra el lateral donde se ubica la taquilla, con un tratamiento en fachada distinto al resto. Esta ubicación de la taquilla da idea de la secuencia de ingreso hacia el interior del edificio. Es un volumen de clara impronta funcional y racionalista donde prevalece la limpieza de líneas y la construcción frente a lo decorativo, creando unas formas de indiscutible belleza cuya recuperación para Salas debiera ser tan urgente como ineludible.

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