Publicado el: 26 Abr 2023

Casa Eladio, sobre sedimento de oro

La casona está en Godán, que se asienta en la pendiente creada por la actividad de las minas romanas de Ablaneda y La Ortosa

Casa Eladio en Godán, construida en 1879 y adquirida por un emigrante que volvió de Cuba tras la revolución de Castro / J.F.G.

Javier F. Granda / Salas

Edificios con historia de Salas

La carretera AS-37, que enlaza Salas con Soto de Los Infantes, está flanqueada por interesantes construcciones a lo largo de su recorrido. Una de estas arquitecturas que destaca por su excelente fábrica y por su elegante traza es conocida como “Casa Eladio” en el núcleo de Godán. Se asienta este núcleo en la pendiente que conforman los sedimentos de las antiguas minas romanas de Ablaneda y La Ortosa, y es cabeza de la parroquia homónima. Este edificio fue construido en 1879, según la data inscrita en la clave del arco escarzano de la puerta principal, que aparece bajo las iniciales D.D.A. Nada sabemos sobre esa identidad, si bien el propietario actual nos informa de que fue mandada construir por unos hermanos instalados en Madrid que poseían negocios de carbonería. Posteriormente, su abuelo, Eladio González Peláez, emigrante en La Habana, tras la Revolución de Castro, regresaría a su pueblo natal y compraría la casa. Eladio era propietario en la capital cubana de tiendas de vestido y alimentación. Hubo de abandonarlo todo, dejando allí a un socio como apoderado de los negocios. Desde entonces y hasta la actualidad, sus descendientes ocupan la casa a la que dio su nombre.

Se trata de una magnífica obra que se eleva sobre planta rectangular en tres alturas (bajo, primera y segunda) con un excelente tejaroz en cornisa que remata la cubierta a cuatro aguas donde se ubican dos casetones. La fachada principal que se abre a la carretera dispone de tres calles horizontales separadas por impostas de piedra labrada, y un eje de simetría en el acceso central, disponiendo tres puertas de arco escarzano, cuatro balcones en la primera y una galería acristalada de madera de delicadas particiones y decoración en tres calles y enrasada, que es flanqueada por dos balcones. En la planta primera los balcones centrales disponen de voladizo corrido sobre repisa que es protegida con antepechos de hierro. Cada planta de esta fachada tiene un tratamiento distinto pero equilibrado con el conjunto, donde se emplean balcones enrasados con antepechos de hierro.

Las fachadas laterales son equivalentes y se ordenan por dos ejes laterales en los que se abren balcones en primera y segunda, manteniendo la planta baja ciega a excepción de una pequeña ventana en el central de una de las fachadas, protegida con reja. Destaca la verja y puerta de hierro fundido que delimita la antojana en el acceso principal sobre muro de mampostería que continúa delimitando el cierre de la finca con frente a la carretera. En la trasera se emplazan diversos edificios auxiliares y un destacado acceso con escalera cubierta realizado en estructura metálica y madera que accede a la planta primera. Ha de tratarse sin duda de un añadido posterior, quizás de 1926, ya que esta es la data que aparece en el dintel de una puerta que se abre al camino lateral. El edificio se construye con aparejo de mampostería y es enlucido y pintado. Quedan a la vista los sillares labrados en el zócalo, cornisa, recercos de vanos e impostas que recorren tres de las fachadas. Mantiene un aire decadente y una elegancia contenida encerrando reminiscencias de un pasado tan interesante como el de aquellos que la mandaron edificar y de quienes la habitaron tras su retorno de la añorada Cuba.

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