Publicado el: 02 May 2023

En apoyo a la trashumancia como patrimonio mundial

La Ruta de Vaqueros de Alzada a Torrestío, que se celebra este fin de semana, organiza además una mesa redonda en Oviedo y presenta un sello conmemorativo en Teverga

Vaqueros de Alzada
María Teresa Rodríguez

Presidenta de RUVAT

La Ruta Vaqueros de Alzada de Torrestío conmemora desde el año 2014 su antigua trashumancia estacional de las marinas al puerto, coordinada como siempre, por el Ayuntamiento de Las Regueras y el de San Emiliano (León) con el apoyo de la Asociación Ruta Vaqueros de Alzada de Torrestío. En la presente edición, que se celebrará del 4 al 7 de mayo, desde RUVAT presentamos dos actividades especialmente dedicadas a apoyar la propuesta regional de declarar BIC (Bien de Interés Cultural) a la trashumancia o alzada de los vaqueros asturianos. Propuesta que sin duda reforzará la que España tramita a la UNESCO para incluir a la Trashumancia como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad o patrimonio mundial.

La primera actividad, organizada con la ayuda del Ayuntamiento de Oviedo, tendrá lugar el jueves 4 de mayo en la Sala de Cámara del Auditorio Príncipe Felipe de esta ciudad. Se trata de una sesión informativa sobre la trashumancia “de las marinas al montaña” que aporta la Asociación Catalana CAMI RAMADER DE MARINA (Cataluña-Francia) con paneles expositivos, seguida de una mesa redonda en la que intervendrán participantes de la asociación catalana, de RUVAT y expertos en la materia.

La otra actividad tendrá lugar en Teverga, el sábado dia 6 de 13 a 15 horas en la Sala de Cultura del Ayuntamiento. Organizada por la Federación Asturiana de Filatelia, la Ruta Vaqueros de Alzada de Torrestío y el Ayuntamiento de Teverga junto con los ayuntamientos coordinadores y colaboradores de la Ruta 2023, se espera que atraiga a un buen número de asistentes ya que ofrecemos la presentación de un sello específico,  dedicado a los Vaqueros de Torrestío y la  estampación del Matasellos en honor a la Trashumancia de Les Marines al Puerto.

Dos  actividades que en esta Ruta 2023 pretenden poner en valor la historia, cultura y valores de la Trashumancia, en la que se incluye nuestra alzada asturiana de vaqueros y vaqueiros, patrimonio  cultural asturiano, que cada año intentamos conservar y promocionar pero que este año queremos festejar y defender para que  que  sea reconocida  Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

En el año  2017 un decreto  gubernamental, apoyado en la resolución previa del año 2015, ya declaró la Trashumancia como manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de nuestro país, pues el desplazamiento de  ganados y pastores  circulando por cañadas, veredas y ramales a lo largo y ancho del  territorio español y portugués ha sido un  hecho histórico, y necesario, que todavía se mantiene vivo en  varias zonas peninsulares.

Este tipo de vida trashumante dio lugar a  un modo de entender el mundo, a una economía, a unos valores y cultura propia, cuyos conocimientos se originaban en las experiencias compartidas en las estancias de verano, en las de invierno y en las obtenidas a lo largo de sus idas y venidas a pie por caminos ancestrales. Era en estos caminos, que ahora nosotros recorremos guiados por algunos ancianos vaqueros, donde su hacienda podía fácilmente perecer si no era bien gestionada. De ahí que entre la gente de alzada, hubo siempre expertos en curandería, castración de animales y  trasporte entre el mar y la meseta donde. Oficio en el que destacaron como hábiles arrieros. La trashumancia ha sido un hecho necesario para lograr una mejor explotación ganadera; estaba motivada por las fuertes diferencias de temperatura entre  lugares de estancia de invierno y verano.

En el caso de  la trashumancia de rebaños de merinas, a comienzos del otoño, o incluso antes, comenzaban el descenso desde las gélidas montañas cántabras y pirenaicas hacia el sur del país y a las zonas costeras donde sus animales  podían pastar durante el invierno  los rastrojos de las fincas donde la cosecha ya se había recogido, y en campos y dehesas, como las extremeñas, propiedad de los mismos dueños del rebaño.  En sus  desplazamientos circulaban por las famosas vías pecuarias, vías que recibieron la protección del Honrado Concejo de la Mesta, ya creado en el siglo XIII con el fin de a acallar las quejas de los agricultores cuando los rebaños atravesaban sus tierras. El importante mercado de la lana española en el comercio exterior justificaba esta protección real y los privilegios concedidos a los rebaños trashumantes.

En el caso de los vaqueros y vaqueiros que en el verano  alzaban o subían a Torrestío, La Cueta,  Lumajo y otras zonas  del norte de la provincia de León y de concejos montañosos asturianos, volvían a descender a sus lugares de invernada en Asturias cuando en otoño caían  las primeras nieves. Pero en sus desplazamientos no contaban con las ventajas de cañadas ni cordeles; circulaban por antiguas rutas y exploraban atajos y veredas soleadas para atravesar la montaña. ¡Nada parecido a los privilegios de la Mesta!  Eso sí trashumaban de Norte a Sur  y de Sur a Norte, guiados  por la misma necesidad y objetivo: alimentar  mejor a sus ganados (vacuno, caballar, algo de ovino y caprino y con frecuencia cerdos e incluso gallinas. La Asociación Ruvat pudo conocer y recorrer sus  vías de paso por la cordillera de primera mano; gracias a la ayuda de los propios vaqueros que en su día hicieron la alzada a pie. Paso por Ventana: atajo por La Collada; Paso por La Focella: subida a las Brañas de dicho pueblo y descenso por el Prau Blanco, ya en terreno de León; subida por Fonfría: continuación por el camin real de la Mesa o camino Romano. A la par nos fueron contando sus avatares, señalando los lugares de descanso y sus fuentes…

Nuestro modo de vida trashumante, al igual que el de los restantes vaqueiros encierra un importante patrimonio cultural, etnográfico y económico cuyos restos se pueden observar todavía hoy en las  tradiciones, creencias, gastronomía, arquitectura y toponimia. Sin olvidar su dominio de pastoreo extensivo, respetuoso con la naturaleza, ordenación de los pastos y animales en el territorio, aprovechamiento común de las zonas de barbecho y praderías particulares por medio de acuerdos concejiles como las derrotas sin olvidar otras muchas ventajas que se han ido perdiendo…

Esta herencia cultural trashumante, nutrida de conocimientos y experiencias de los lugares de la doble estancia y de los pueblos y vías por donde nuestros antepasados circularon a lo largo de los siglos, dio lugar a un modo de vida determinado y a una cultura propia que  bien se merece el reconocimiento de la UNESCO.

M Teresa Rodríguez. Presidenta de RUVAT

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