Fernando Romero
[El Mirador]
Cuando Rodrigo Sorogoyen llevó a la gran pantalla As Bestas sabía muy bien que estaba contando una historia real que está presente aún en la España (rural) profunda. Aquí mismo, en nuestra comarca, tenemos muchos ejemplos de acciones realizadas por unos pocos vecinos sin entrañas, pocos pero con capacidad para causar gran daño. Machado los describió mejor que nadie: «Abunda el hombre malo del campo y de la aldea/ capaz de insanos vicios y crímenes bestiales/ que bajo el pardo sallo esconde un alma fea/ esclava de los siete pecados capitales/ Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza/ guarda su presa y llora la que el vecino alcanza.» Vacas «ejecutadas», teitos quemados, lobos colgados, coches de la guardería rural incinerados, cebos envenenados… son algunos ejemplos del sinsentido que expresa la envidia y el odio, pero no la justa reivindicación ganadera. Unos pocos que manchan el buen hacer y el trabajo honrado de una mayoría.
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