Con la bandera de Trubia muy alta

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Por Iván de Trubia

Pregón de las fiestas trubiecas, que hoy llegan a su fin con la Jira a Cataluña

Trubiecos y Trubiecas:

Un año más, celebramos nuestras fiestas sacramentales con enorme júbilo y alegría.

Para mí es un enorme orgullo ser la palabra inaugural de las fiestas de mi amado y querido pueblín del alma. Es más si cabe, si tenemos en cuenta a todas las personas que en el pasado, han ejercido con enorme pasión esta tan importante responsabilidad.

Las fechas de las fiestas de Trubia, son fechas marcadas a fuego en el calendario de todos los trubiecos y trubiecas; de los que viven o están más cerca y también de los que viven o están muy lejos de nuestro pueblo.

Cuando años atrás surgieron dificultades y nuestras fiestas no se pudieron celebrar, la primera semana de julio no fue una semana cualquiera. Supuso para todos una semana de enorme tristeza, vacío y añoranza, que esperamos nunca más tenga que volverse a repetir.

Es por ello que, solamente el hecho de que nuestras fiestas puedan seguirse realizando un nuevo año, ya supone una satisfacción enorme para todos, pues las trabas burocráticas, legales y económicas, suponen hoy en día un reto en muchos casos imposible de salvar para las comisiones de fiestas más humildes de nuestro concejo. Los vecinos de Trubia estamos muy agradecidos de que esta dificultosa tarea, vuelva a acometerse de nuevo con éxito por una comisión de fiestas joven y voluntariosa, que con su esfuerzo, nos brinda a todos y a todas cuatro nuevos días de fiesta. Todo ello con la única finalidad de unir, confraternizar, olvidar las dificultades de nuestro día a día y permitirnos a todos y a todas volver un año más a disfrutar de la compañía de aquellos amigos que no vemos tan a menudo por esta Trubia nuestra.

Por supuesto que a todos nos vienen a la mente los recuerdos de aquellas fiestas de Trubia de antaño. Porque Trubia nunca debe olvidar su origen y su eterna vinculación industrial con la fábrica de armas, que tanta prosperidad ha generado en nuestro pueblo y sus habitantes. Gracias a ello, ¡que grandes fiestas ha vivido Trubia! ¡Cuando salvas y cohetes, al toque de la sirena de los trabajos en la fábrica, daban comienzo a toda una semana de festividad! Con aquellas inolvidables e históricas orquestas; con aquellas irrepetibles carrozas saliendo de la fábrica; con aquellos xigantones y cabezudos; con aquellas multitudes llenando las calles…

Pero amigos y amigas, los tiempos han cambiado mucho desde entonces. Aquella histórica fábrica es hoy una multinacional bien diferente.  De aquellas orquestas trubiecas solo nos queda algún viejo instrumento guardado en un trastero; del desfile de las carrozas solo nos quedan las nostálgicas fotografías y, en vez de cabezudos, ¡nos hemos vuelto un poco cabezones! Porque, no nos engañemos, Trubia y más concretamente sus fiestas, ya solo dependen de nosotros mismos. Y si nos unimos, luchamos y colaboramos por nuestro pueblo, esto seguirá adelante. Y, con total seguridad, con mucho más éxito cada año.

Éstas, son también fechas para acordarnos de quienes ya no están junto a nosotros. Hoy mi recuerdo es para uno de los trubiecos más humildes y trabajadores que pudo conocer Trubia. Hoy me acuerdo de mi padre. Porque, a pesar de que ni él ni mi madre nacieron en Trubia, forjaron su vínculo con el pueblo desde que mi padre entró en su escuela de aprendices, hasta que la enfermedad truncó su destino, tras toda una vida dedicada a su fábrica de armas. Él me enseñó a enarbolar esa bandera cascarillera con pasión, presumiendo allá por donde iba de pertenecer a esa élite de trabajadores, nunca antes conocida y por desgracia irrepetible. Extiendo este recuerdo a todos los que hoy por desgracia tampoco os pueden acompañar.

Pero hablando de recuerdos, Trubia también necesita ser recordada por parte de nuestras administraciones públicas. La lista de puntos pendientes, que los trubiecos siguen demandando con enorme urgencia, en vez de disminuir, crece cada día más. Hoy celebramos nuestra fiesta, sí, pero no nos olvidamos de todas y cada una de las necesidades que siguen engrosando una larga lista que, a este paso, terminará por ser infinita. Solo pedimos que nuestro pueblo sea mantenido acorde a lo que somos, la villa industrial por excelencia del concejo de Oviedo.

Es imprescindible recordar que este año es un año enormemente especial para los trubiecos. Porque toda una institución del pueblo de Trubia como lo es el Real Juvencia, cumple nada más y nada menos que 100 años de historia. Quiero con estas palabras extender mi más profundo reconocimiento a todas aquellas personas que hicieron y que hacen hoy en día posible la supervivencia del equipo de fútbol trubieco y que consiguen sobrevivir a las múltiples dificultades que conlleva mantener activo un club de fútbol de estas características.

Y para ir finalizando, que es uno de mucho hablar, se habrán fijado los aquí presentes que vengo con una amiga muy especial. ¿Cómo ejercer la honorabilísima labor de pregonero siendo gaiteru y no venir con la gaita a la fiesta? Porque hace muchos años, un histórico músico trubieco llamado Manuel Penedo, puso en mí un rescoldo de aquella majestuosa historia musical trubieca. Desde entonces, mi vida ha girado en buena medida en torno a la música y a luchar porque sigan vivas sus tradiciones. Don Manuel, hoy va por usted.

Puedo presumir de que esta “gaitina” tiene en sus flecos mucho mundo recorrido. Y, aunque el refrán dice que “nun puede tocase la gaita y andar de procesión”, este gaiteru hizo bastante bien las dos cosas. Mi gaita sonó en momentos enormemente buenos, pero también sonó en los peores momentos de la recientemente pasada pandemia. También con orgullo os diré que esta gaita sonó más allá del charco, recorrió media Europa, media España y medio Asturies. Y viene hoy aquí a inaugurar estas fiestinas del alma. Porque alguien que ya vio de cerca una enorme variedad de lugares de este mundo, solo puede concluir que villa como la  cañonera de Trubia no hay ninguna.

Con este “Asturias patria querida” que voy a interpretar, quedan inauguradas estas fiestas Trubiecas. Ojalá pueda ser esto una nueva tradición y el próximo año, podamos arrancar nuestras fiestas con algo tan nuestro como el himno asturiano. Porque según escribió Cándido Sánchez en un álbum de las fiestas de hace 70 años:

Un cantar de gaita

cunde, estremecido.

por el castañar

recién florido.

Es tarde de fiesta,

por eso el gaitero

pone su alborozo

todo en el puntero.

Del pecho, con brío,

majestuosas brotan,

como en borbotones,

las trémulas notas.

En rumor romero

florece la aldea

bajo el palio rosa

de la luz febea.

Ya pondrá algún mozo

la boina terciada

para que el gaitero

temple la tonada.

Aunque todavía,

por los castañares,

la gaita abre estelas

de locos cantares.

Hay alguna moza

que no halla el suelo

ensayando bailes

en tímido vuelo.

Hoy nadie presiente

la voz del mañana

despuntando en dejos

de gaita lejana.

Y que los anhelos

que hoy han florecido,

se caigan mañana

cual pájaro herido.

Amigos y amigas, sinceramente os deseo que disfrutéis de estos cuatro días de fiesta que hoy se inician. ¡Vividlos con alegría y entusiasmo! ¡Reuníos con vuestros amigos y familiares! Y ¡acudid a las animadas actividades programadas para nuestras fiestas porque, un año más, no os defraudarán!

¡Que viva Trubia!¡Que vivan sus gentes! Y ¡que vivan sus fiestas!

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