Publicado el: 04 Sep 2023

De cómo Proaza perdió sus derechos en Cuevallagar

El puerto de Yernes y Tameza debía servidumbre de pastos al concejo proacín desde 1863, con la obligación de ‘amalladar’, guardar el ganado de noche en una majada

Ganado a resguardo en Cuevallagar/ Loli Gallego

Loli Gallego/ Proaza

En la última colaboración daba por finalizada la relación de los pastos de altura de los diferentes pueblos de este concejo pero no contemplé aquellos otros donde la facería pertenecía a otro concejo. Es el caso del Puerto de Cuevallagar, puerto de Yernes y Tameza y que desde 1863, debía servidumbre de pastos al concejo de Proaza.

El 28 de octubre de 1862, el Sr. juez de la Audiencia de Oviedo aprobó la información referente a la posesión y aprovechamiento de los terrenos correspondientes a la parroquia de Proaza «que, careciendo enteramente de pastos, tiene desde antiguo el derecho de subir con sus ganados al Puerto de Cueva Lagar (sic) propiedad de Yernes y Tameza». El derecho abarcaba desde el 15 de mayo a San Miguel de septiembre, siempre con el deber de amajadar, es decir, recoger el ganado por la noche y llevarlo a la majada (amalladar).

El puerto de Cuevallagar, es una porción del monte de Peñamayor y Oral perteneciente al concejo de Yernes y Tameza. Confina al N. con el concejo de Proaza. En esta parte del monte, se encuentra situada la porción de Cuevallagar, dentro de estos límites, el término municipal de Proaza; al E. el Collado Verde; al O. la Vela de Llavares o el Llabarco y al S. el lago de Ludeña.

Fuera de esta extensión perfectamente limitada, no tienen ningún derecho de pasto los de la villa de Proaza, que vinieron usando el derecho de pastos siempre que, como se dijo, recogieran el ganado en la majada al llegar la noche. Ésta estuvo establecida desde siempre el límite oriental de Cuevallagar. Durante el día se dejaban por los pastos a su libre rumbo. El Sr. D. Eduardo García Camarino, al confeccionar estas bases, manifiesta que los de Proaza solo podrán amajadar en Cuevallagar.

El Sr. D. Eduardo García Camarino, al confeccionar estas bases, manifiesta que los de Proaza solo podrán amajadar en Cuevallagar. Los de Yernes y Tameza no se opusieron a la voluntad del pueblo de Proaza, algo que se manifiesta en la citada vega, ya que existe una cabaña para pastores, conocida como de Proaza y vestigios de unos doce corros destinados a recoger las crías del ganado, lo que demuestra la obligación de recoger el ganado en la majada. Se establece el 26 de mayo de 1914 que las reses de la parroquia de Proaza serán marcadas a fuego con una P y Z. También se contempla el certificado del síndico de Ayuntamiento de Yernes Tameza

«Es innegable el derecho de los vecinos de la parroquia de Proaza tienen de pastar con el ganado en el Puerto de Cueva Lagar, desde San Miguel de Mayo (día 15) a San Miguel de Septiembre (día 29)». La entrada al puerto se abría para los de Proaza en el mes de mayo, pero siempre con la obligación de tener caballo, buey padre y perro de vacas. Además no podrán sacar los ganados de la vega por la mañana, sino que debían dejarlos en libertad para que ellos tomaran el rumbo que quisieran y por la tarde recogerlos a dormir en la majada. Desde el año 1918 se fueron sucediendo diferentes litigios por parte de los de Tameza, en relación a la necesidad de recoger las reses y llevarlas a la majada de Cuevallagar. Finalmente el Ayuntamiento de Proaza interpone una demanda, para acabar de una vez con este litigio.

El fallo judicial decía así:

«(…) que estimando en parte la demanda promovida por el Ayuntamiento de Proaza y Don Luis Menéndez Álvarez, Don Santiago García Cachero y Don Nicolás García González, debo declarar y declaro, que los vecinos de la parroquia de Proaza tienen derecho de servidumbre de pasto desde el día 16 de mayo al 29 de septiembre de cada año en la braña o puerto de Cueva Lagar, propiedad del Ayuntamiento de Yernes y Tameza y cuyos linderos son: Al norte el collado verde; Sur, lago Luñedo; Este Vega Llavares o Llabarco. Esta sería la línea divisoria del término municipal de Proaza. Absuelve al Ayuntamiento demandado de las pretensiones de la querella, sin hacer especial imposición de costas.»

Hasta aquí el cuerpo resumido de la sentencia de 4 de febrero de 1936, de donde se deduce que los vecinos de Proaza usaron ininterrumpida y pacíficamente este puerto hasta finales de los años ochenta del siglo pasado. En 1987 el Ayuntamiento de Yernes y Tameza dicta una ordenanza de pastos, siendo completamente desconocida para el Ayuntamiento de Proaza y por tanto olvidando las alegaciones que debería haber interpuesto, pues de esta forma hubiera mantenido la servidumbre de facería que tenían en Cuevallagar desde 1863, mismo año en que se adquiere la de la braña de la Folguerua (por el mismo motivo de ausencia total de pastos en la Parroquia de Proaza).

A mi entender esto es lo que sucede cuando los ayuntamientos no están atentos a los asuntos que son fundamentales para los habitantes de los concejos, máxime cuando éstos son exclusivamente ganaderos. Quiero matizar, que la pérdida de la facería fue debido a una negligencia de la corporación de 1983-1987 por no estar atenta a las normas de otros Ayuntamiento y dejando pasar el periodo de reclamación, como es el caso.

Se comenta (en los chigres que son los lugares donde se generan más debates), que Proaza corre también el riesgo de perder la facería de los pastos de la Folguerua. Si así es pónganse los ganaderos de esta parroquia a solventar este problema, junto con la Corporación para evitar que por dejadez y negligencia no ocurra lo de Cuevallagar. Está en manos de los que disfrutan facería en esta braña ponerse las pilas y atajar este asunto ya. No vale solo con hablar, hay que actuar.

Finalizo con una experiencia vivida en este monte. Aproximadamente hacia el mediodía, comenzaron a aparecer por los cuatros puntos cardinales, vacas y xatos, venían a toda marcha corriendo hacia la cueva y allí se refugiaron para pasar al fresco de los sumideros que existen en la cueva. Me dio la impresión de que hubiera sonado un silbato invisible que los avisaba de la hora del mosco «Fue una experiencia que nunca se me olvidó».

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