La moscona logró junto a su esposo Jesús hacer de su sala de fiestas un referente en Asturias, con actuaciones como Peret, el Dúo Dinámico, Alberto Cortez o Rocío Jurado

Nando F. Arias / Grau

Se inicia el mes de febrero de este 2024 con la triste noticia del fallecimiento de Mari Rodríguez Llamas (Mari la del Maijeco). Moscona de nacimiento y afincada en Grao toda su vida fue el motor de la prestigiosa sala desde mediados de los cincuenta del pasado siglo.

La sala de fiestas Maijeco fue fundada a finales de los años 40 por los dueños de la fábrica de zapatillas La Moscona. Durante más de 50 años era lugar de referencia para los jóvenes y menos jóvenes de la posguerra y décadas posteriores.

En sus inicios, el Maijeco, despunta en la villa por su lujosa cafetería y su sala de fiestas bajo la dirección de Alfredo el de La Moscona. Años después de su inauguración es adquirido por el Praviano, natural de Los Cabos, Marino Pulido

Es allá por el año 1955 cuando se hacen cargo del negocio, José Fernández y Jesús Sanzo, dos boaleses afincados en Grado. Años después José abandona el negocio dejando a Jesús como regente único del mismo comenzando así una nueva andadura en solitario. Por aquellos años, el Maijeco ya había adquirido un gran renombre siendo conocido en toda la región por el éxito de sus actividades.

Poco después de hacerse cargo en solitario del negocio Jesús contrae matrimonio con Mari Rodríguez Llamas, persona emprendedora y con ideas avanzadas para aquella época, comenzando así una época de gloria que se prolongó durante décadas.

Allá por los años 60 las salas de fiesta y discotecas están de moda. La juventud ya baila en ellas con la música de Los Beatles, Los Rolling, Los Bravos, Brincos, Pekenikes y en las grandes salas de fiesta se daban cita las mejores orquestas y solistas de la época.

El Maijeco no se queda atrás y se pone a la vanguardia de ellas en Asturias convirtiéndose así en uno de los mejores centros de diversión del norte de España y hace que Grado sea un referente en la “movida” de los 60, 70 y 80 convirtiéndose en la locomotora que arrastra hacia arriba la economía de la villa. Bares, cafeterías, confiterías, taxis, líneas de autobuses y sectores afines se ven también beneficiados por la marea de jóvenes y menos jóvenes que cada domingo se dan cita en la villa moscona procedentes de toda la región y provincias limítrofes a disfrutar de actuaciones como Peret, Los Mismos, Luis Aguilé, Rocío Jurado, Alberto Cortez, Los Tres Sudamericanos, Dúo Dinámico entre otros.

Al poco de hacerse cargo de la sala, allá por el año 1964, los nuevos dueños comienzan las primeras reformas modernizando, no solo la cafetería, si no la sala de baile de arriba, la exterior la dotan de un toldo que se corría dependiendo de las inclemencias meteorológicas, fue una revolución para la época.

El espíritu emprendedor de Mari y Jesús no se adormece a pesar de la buena marcha del negocio y, sin transcurrir apenas una década, el Maijeco sufre una profunda metamorfosis ya que se moderniza nuevamente la cafetería, se convierte la sala de arriba en discoteca, la sala exterior se amplía, se cambia el techo de lona colocando en su lugar una estructura metálica móvil que se cierra y se abre según las necesidades del momento. En fin, toda una revolución de decorado y tecnología para la época en que vivíamos.

Se nota claramente la iniciativa de Mari que también convence a Jesús para que en el moderno local se celebren bodas y banquetes, comuniones y eventos culturales. Era asiduo ver a esta emprendedora, los días de baile, sentada durante horas en la caja de la barra controlando el buen desarrollo de los eventos y en bodas y banquetes serpenteando por las mesas para comprobar que no faltase un detalle en el acontecimiento y que todo estuviera al gusto de los asistentes.

A mediados de los 80 Jesús y Mari sueltan la rienda del Maijeco y una década después la sala cierra definitivamente. Afortunadamente aún perdura su emblemática fachada y con el fallecimiento de Mari se cierra una parte de la historia lúdica más fructífera de Grao.