Publicado el: 27 Feb 2024

Los truenos y Santa Bárbara

 

Manuel García Linares

Se dice, popularmente, que nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, oímos los truenos y tenemos la tormenta cerca; esto es lo que está ocurriendo en nuestros pueblos que se van quedando vacíos porque la gente joven se va y los mayores se mueren, quizás por falta de compañeros para la partida al dominó o al tute.

La Asturias vaciada forma parte de un mal general que es la España vaciada, pero es posible que se pueda ampliar a la Europa vaciada. Europa se ha propuesto vivir de los servicios y el turismo y para ello había que acabar con la industria y la agricultura. Primero cierran las minas y se compensan con las prejubilaciones con lo cual los pueblos ganaron en bares y ocio; luego se han buscado países que nos surtan de alimentos básicos y así fuimos reemplazando nuestros productos por otros, de importación, más baratos, de países con mano de obra más económica y sin prestaciones sociales. Es curioso observar cómo presumimos de productos con denominación de origen, pero en la mayoría de los casos la materia prima, que debería de ser del lugar o la comarca, es importada.

Vivimos de prestado movidos por los hilos políticos como si de marionetas se tratara. No hace muchos años, en Tineo se construye una térmica en Soto de la Barca, no había plazas hoteleras en todo el municipio para albergar a los obreros; éste municipio, por aquel entonces, con la mayor producción de leche de todo España, parecía el Dorado, eran épocas de vacas gordas. Pero fue como un espejismo, duró unos años, que dieron para construir pisos que se alquilaban a precio de oro, pero el sueño se desvaneció y tras el cierre de las minas, hace unos días se ha visto la voladura de unas chimeneas que habían sido símbolo del progreso…y a la vez la venta de las cuotas lecheras. Nos hemos quedado en las prejubilaciones, las pensiones y las subvenciones.¿Hasta cuándo?

La baja de la población pone en riesgo la asistencia sanitaria y la educación porque ya no resultamos rentables ni en las elecciones y así, se van esfumando las esperanzas. Ahora nos acordamos de Santa Bárbara.

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La Voz del Trubia