El campo se mueve

Celestino Pertierra

[Desde La Rodriga]

Siendo rural de principio a fin, conocí tiempos bien distintos. Por eso me alegro de que la gente del campo, con tractores como Ferraris y combustible para moverlos y sin comprometer la vida de sus animales o cosechas, pueda salir durante días a defender lo que considera justo (espero que lo que se ve no sea un trampantojo). Hay quien añora “mis tiempos”, en los que trabajando sin descanso ni las zapatillas podías reponer cuando te rompían.

Toda defensa de derechos acarrea pérdidas, solo hay que preguntar a los mineros que mantuvieron largas huelgas. Recuerdo en alguna manifestación entregar la leche a escondidas para luego cortar toda actividad. Eso no genera simpatías.

Sé muy bien lo que es fabricar lo que sea a demanda de distintos consumidores, buscar clientes, llevarles el producto y luego cobrarlo, esto más difícil que todo lo anterior. Si te dedicas a un único producto o un solo cliente que, en principio, paga en la fecha acordada, evitas muchas complicaciones, pero estás en sus manos. El beneficio será para él y te mantendrá con respiración asistida mientras le interese.

Algunas veces escucho el orgullo de vender a uno grande y la falta de atención al pequeño. Esto tiene consecuencias. También se pide consumo de producto local o nacional, totalmente de acuerdo, incluso si cuesta un poco más. Pero esto sirve para todos, y la gente del campo también consume. En algunas comunidades de las más prósperas, lo tienen muy claro. Pero seamos claros, la defensa de lo español casa mal con las campañas de boicot a productos de alguna comunidad. Demandar una etiqueta bien visible que no necesite conocer códigos de barras ni lupa es una buena idea.

El desprecio del pequeño en todos los sectores supone puertas cerradas que no podrán atender una emergencia, ni apoyar eventos locales, ni siquiera una charla terapéutica, cada vez más necesaria. Los grandes están a otra cosa. Todos tenemos una dosis de culpa.

Escucho mucha queja por la infinita burocracia y papeleo sin olvidar que los titulares de pequeños negocios, muchas veces poco rentables, suelen tener que pagar para que les gestionen sus papeles. Estoy seguro de que en este tema, con los medios actuales, se puede aligerar esta tarea, ya sea con un gestor para varios productores o enviando los datos por teléfono en tiempos muertos, que incluso puede recibir una máquina. Pero sí me parece necesario que haya controles que, si se renuncia a las distintas ayudas, no deben ser tan numerosos, creo.

Otro tema muy distinto son las exigencias para pesticidas, abonos, barbechos. Me parece un grave error pedir barra libre. El primero en pagarlo será el ganadero o el agricultor. Lo pagará con su salud y también con la destrucción del patrimonio que heredó. El beneficio de hoy es el hambre de mañana, claro que somos mucho del «sálvese quien pueda», por desgracia. Tampoco se debe olvidar que las fábricas de veneno están detrás de las farmacéuticas. Así rematan el círculo hasta nuestro último suspiro.

La gente del mundo rural no puede detener el cambio climático, pero sí suma destrucción, mal vamos.

Otra cuestión son los daños de la fauna salvaje. Ahí creo que tienen que convivir dentro de una orden. A estas alturas de la civilización, no puede ser tan complicado un sistema que impida a las fieras acercarse a los rebaños o a estos esconderse en sus refugios. Los pensadores de los cercados virtuales tienen tarea. Las bajas deben pagarse por su precio y en tiempo. Otro tema que desconozco es si las distintas ayudas europeas ya contemplan parte de estas pérdidas. No escucho a nadie decir que renuncia a todo tipo de ayudas, pero exige que las bajas de animales se le paguen a precio de mercado. Eso también lo apoyo.

Cuidado con lo que defendemos. Si hablamos de terror, habrá que preguntar al que acuda a una intervención quirúrgica, al que despidió a un familiar terminal, a un juicio si no puede llegar por un corte de carretera. Si siente terror o no, cuidado con lo que se pide por acontecimientos impactantes. Las leyes requieren sosiego. Veo luchar a los pequeños en beneficio de los grandes. Las ayudas millonarias las lleva quien no las necesita. No equivoquemos el tiro. En mi deseo, la agricultura y ganadería deberían enfocarse por la ecología, despilfarro cero y precios que compensen, con ayudas si fuera preciso.

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