La tradición de la subasta de la ramera en Sograndio (Proaza)

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La venta de animales en las fiestas se dejó de realizar en 1976 y se recuperó en 1999, hasta nuestros días, y este mes volverá a celebrarse el día 29, por San Pedro


Cristina Fidalgo/ Proaza

Hace ya un par de años que recibí una llamada: «Te llamo porque me comentan que en tu pueblo se mantiene la tradición de la subasta de las rameras, ¿es así?» Así comienza esta historia. A veces restamos importancia a ciertas cosas que consideramos costumbres, algo se repite año tras año en las fiestas de tu pueblo desde que eras pequeña, y necesitas recibir una llamada como ésta para darte cuenta de su importancia.

Claudia Prieto recopiló información valiosísima sobre esta tradición y la reflejó en el Anuario de la asociación cultural de Las Regueras La Piedriquina de 2022. Se trata de una costumbre que viene de la Edad Media, única de la zona central de Asturias y ligada a las cofradías religiosas, porque lo que se sacaba por la ramera iba destinado a pagar la fiesta y también obras en la iglesia.

Según cuentan los vecinos y vecinas de Sograndio, ya en los años 50 y 60 se subastaban las rameras en este pueblo del concejo de Proaza, coincidiendo con las fiestas.

En las de Nuestra Señora, el 8 de septiembre, se hacía la subasta al terminar la misa acompañados del sonido de la gaita. Hacía de mayordomo un vecino del barrio de Murias, Suso López, padre de Hilario, hasta su fallecimiento en 1976, cuando se dejó de celebrar. Se subastaban rameras de otros vecinos como Mario y Bigotes, y se recuerda que solía llevarlas “el Chato” año tras año.

También por las fiestas de San Pedro había subasta, hacía de mayordomo Manolo Santos, padre de Julia, pero no se dispone de mucha más información.

En el año 1999 se retoma esta costumbre que se mantiene hasta nuestros días. Solamente en 2020 y 2021 se dejó de celebrar debido a la pandemia. El día de la fiesta de San Pedro, por la tarde, tras la misa en honor al patrón en la capilla que lleva su nombre, la plaza del pueblo se llena de gente que acude a la subasta. Año tras año vecinos y ganaderos de Sograndio, así como de pueblos cercanos acuden a la cita. Hace de subastador Jesús Fidalgo, una persona muy popular vinculada a las fiestas, y las rameras pertenecen a Manuel Flórez, vecino y ganadero.

Como manda la tradición, la subasta empieza diciéndose en cuánto dinero sale el animal, seguido de «más vale y más darán». En los primeros años, se obsequiaba a cada postor, por cada puja, con un puro. Finaliza la subasta informando la cantidad de dinero de la última oferta seguido de «a la 1», repitiendo lo mismo con esa cantidad de dinero «a las 2» y luego con «a las 3» se cierra la puja.

Un hecho importante es que el animal va fiado, ya que no se paga hasta las fiestas del año siguiente. Todo lo que se saca de beneficio en la puja va destinado a las fiestas, con el objetivo de poder seguir celebrándolas año tras año y poder hacer mejoras en la capilla, como este año en el que se va a cambiar la puerta. El 29 de junio honraremos de nuevo a San Pedro. Sirvan estas líneas para agradecer a todos los que contribuyen a que nuestras tradiciones, como ésta de la subasta de las rameras, sigan vivas, especialmente a Jesús, Manuel y a todos los ganaderos y ganaderas que participan cada año y también, por supuesto, para invitar a todo el que quiera asistir.

Las primeras rameras que se subastaron en Sograndio al recuperarse la tradición
La subasta de 2015
La ramera de 2018

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