En principio, Medio Rural analizará cuántas veces entra el ejemplar en el recinto, lo que los vecinos califican de ‘paripé’

Redacción/ Grau
Los vecinos de Serandi, en Proaza, llevan tiempo denunciando la presencia en las inmediaciones del pueblo de un oso, que ha derribado vallas, comido y roto árboles frutales y matado ovejas. Para analizar la dimensión del problema, la consejería de Medio Rural ha instalado en el pueblo una trampa, que pretende estudiar cómo se comporta el animal. Se trata de una trampa tipo Culvert, como las que utiliza la Fundación Oso Pardo en su proyecto de radiomarcaje, pero está sin activar, como medida disuasoria. El objetivo es comprobar, tal y como dicta el protocolo de osos habituados, si el oso acude de manera asidua. Si el oso entrase de manera reiterada en la trampa se tomaría la decisión de activarla, señala la consejería de Medio Rural.
La trampa ‘Culvert’ es una especie de remolque cilíndrico con una puerta que se puede cerrar a distancia. En la trampa se introducen alimentos a los que el oso esté habituado. Por ahora, no se pretende atrapar al animal, sino comprobar sus hábitos, lo que para los vecinos afectados es «un paripé». «Está siendo un calvario, ya llevamos unos diez años con problemas con los osos. Aquí había rebaños de ovejas de hasta cien ejemplares, y ahora ya casi no quedan, porque los que no ha matado el oso se han vendido, no se pueden tener. Para los osos no hay mastín que valga, los perros valen para los lobos. Cada año nos mataba dos mastines en el puerto, así que ya nos dimos por vencidos», señala Miguel Ángel Menéndez, vecino y alcalde de barrio de la localidad, a unos 5 kilómetros de Proaza. «El problema lo venimos sufriendo cada primavera pero este año es ya exagerado, anda por el pueblo, vemos las vallas rotas y los excrementos, y la gente mayor ya no se atreve a salir en cuanto oscurece. Hay vecinas que no sacan ya ni al perro, se los sacan otros más jóvenes, porque pasan miedo».
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