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Pinón de la Freita, genio y figura

Javier Pérez/
Salas

Pocos personajes de nuestro querido concejo de Salas trascienden el plano terrenal y se envuelven de un misticismo tan peculiar como el recordado Jesús Pérez de Castro, más conocido como Pinón de la Freita o Lastra, sus pseudónimos literarios. Hombre solitario con grandes dotes para el descubrimiento de yacimientos minerales, pasó su vida entregado a la literatura y la crítica satírica y caricaturesca de su entorno. Este facultativo de minas, cuya profesión se vio empañada por su bohemia y falta de disciplina, estaba más interesado en el plano social, en las tertulias, en conocer a fondo a sus congéneres y el porqué de sus costumbres, que en los minerales que le debían de procurar sustento.

Nacido en Salas, en el barrio de La Campa, el primer día del mes de abril de 1.876, fue hijo de Esperanza, mallezana de nacimiento, y de su esposo Manuel, un Guardia Civil natural de Berducedo, en Allande, parroquia en la que se encuentra la gran Fana da Freita, fenómeno geológico que se supone, le causaría gran interés a nuestro protagonista. El segundo apellido de su padre era Lastra, de ahí la utilización de este pseudónimo.

Sus célebres rimas, la gran mayoría recordadas gracias a la tradición oral, son un emblema de las generaciones de mayores en nuestro concejo. Si hay una que me causa especial interés, ya que creo que describe a la perfección el personaje y su percepción en el ámbito social, es la que pronunció un día al regresar de un viaje de trabajo, pasando por la arteria principal de la villa de Salas, actualmente Avenida de Galicia y por aquel entonces Calle de La Oliva. Pinón venía con un burro cargado de enseres y vestido de forma poco ortodoxa, por lo que al verlo, los viandantes y clientes de las fondas no tardaron en salir a reírse y soltar bromas a su llegada a Salas. Al ver la reacción de sus vecinos, Jesús detuvo al asno, lo agarró por las orejas, y dirigiéndose a el como si de una conversación entre humanos se tratase, le espetó:

¡Quieto, jumento!

Contempla a tus hermanos,

cómo admiran tu talento.

No en vano, pese a ser un ciudadano poco sometido a los cánones sociales de la época, Pinón gozaba de un profundo respeto entre un nutrido grupo de intelectuales de la zona, con los que compartía mesa con frecuencia. Coetáneos como Miranda, de Soto de los Infantes o el cirujano Celestino Álvarez, de Casazorrina, eran dos de sus grandes amigos. A este último, Pinón le fue de gran ayuda en la apertura de su clínica en Cangas del Narcea, donde nuestro protagonista era muy conocido debido a sus prospecciones de mineral por la zona. Con Miranda, en su casona del mismo nombre en Soto de Los Infantes, se desarrollaron varias jornadas del intrépido viaje narrado por Mario Roso de Luna en su novela ocultista «El Tesoro de los Lagos de Somiedo». En esta novela también toma un papel relevante el amigo Lastra, junto con otros personajes ribereños. En dicha publicación aparecen algunos de sus poemas y versiones de otras famosas publicaciones adaptadas al contexto del momento. En aquellas «xuntanzas», como denominamos a estos encuentros festivo – gastronómicos entre amigos por tierras del suroccidente, se unían a Pinón y sus secuaces, famosos por sus juergas, figuras de toda índole, posiblemente la más llamativa sea la aparición de Valle – Inclán, de quien aseguran que estuvo en Salas más de una vez, que comió potaje de berzas y que de sus vestimentas extravagantes, lo que más destacaba es que llevaba la chaqueta con un botón de cada raza y mal abotonados. Ojalá contar con algún documento gráfico que probase estas visitas del eminente literato gallego, posiblemente algún día aparezca algo. Lo que está claro es que Pinón no dejaba indiferente a nadie. Una vida de libro que en sus últimos años se llenó de enfermedad y sufrimiento para este irreverente salense al que su villa le dedicó una calle, anteriormente llamada de Los Mesones, templos que fueron sagrados para el bueno de Lastra.

Jesús Pérez de Castro en la festividad de Santana. Agosto de 1.920, Casazorrina (Salas). Foto de la Biblioteca Municipal Juan Velarde Fuertes.

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