Sograndio, el granero de Oviedo

La localidad ovetense fue tierra de grandes caserías, como La Venta y La Carbayeda, la mayoría ya extinguidas

Casa Timo-La Venta
Patricia F. Bermejo
Sograndio

Sograndio ha sido históricamente agrícola y ganadero, aunque hoy se conserven pocas de las grandes caserías como fueron las de La Venta y La Carbayeda.
Hasta hace unas décadas se celebraban en Sograndio estaferias, en las que participaba mínimo un miembro de cada familia, convocadas previamente por la xunta de vecinos. En ellas se arreglaban los caminos, los accesos al monte de La Medina, se construían o reparaban edificios comunes, etc.
También se llevaba a cabo la «andecha» : colaboración vecinal para ayudar a alguna familia en algún trabajo de tipo agrícola como segar, matar, etc. Al final de estos trabajos la casa que recibía la ayuda ofrecía a los vecinos una comida con aires festivos y lúdicos.
Típica era también la «esfoyaza» o «esfoyón» labor que consistía en juntarse los vecinos para deshojar y enristrar las panoyas del maíz , riestras que luego se colgaban en los hórreos y paneras del pueblo. Las panoyas se iban teniendo con unas varas de salguera para dar solidez a la riestra. Esto se llevaba a cabo en noviembre y acudían vecinos y familia, congregándose en la casa por la noche, a la vez que se contaban chistes e historias en medio de un ambiente algo etílico y anisado. Todo ello era una buena oportunidad para que los jóvenes entablaran relaciones de noviazgo.
También tengo que mencionar la «machanza», que consistía en «matar» el trigo o la escanda recogido por una familia. Esto se realizaba con los «manales» , compuestos por dos palos , la «manueca» y el «pértigo» , unidos ambos por una tira de cuero. Labor que también concluía con una comida especial.
En las décadas de 1930 y 1940 las tierras dedicadas en Sograndio al cultivo del trigo y la escanda eran tan extensas que tenía que venir a ayudar en la recolección gente de Quirós, Grado, y Siones. Las eras de Sienra o Casa Concia (Villarmil ), la de Timo La Venta (Sograndio de Arriba ), al igual que la panera de Esteban, y hasta el molín eléctrico de Bertita siguen añorando aquellos tiempos.
También se cultivó el lino en Sograndio. Se sacaban fibras para venderlas y algunas personas las tejían. A finales del S.XVIII se conocían con el nombre de «filas» aquellas reuniones tenidas por perniciosas, perseguidas y prohibidas por la iglesia. Las que filaban el lino eran las mujeres solteras pero luego se unían los mozos prolongando la fiesta hasta bien entrada la mañana.
También estaban en actividad los «caleros» que había detrás de la escuela y en la Gortona (Sograndio de Abajo) y también alguna pequeña cantera como la de Fuexos o la de Murios. Se empleaba la cal como abono para hacer la tierra más fuerte. Aún se conservan «caleros» bien como el de Casa Cuervo (Villarmil ).
El trabajo agrícola conllevaba un contínuo cuidado de los terrenos sembrados y los campesinos de Sograndio depositaban su confianza en el cucho de las vacas, de ahí refranes de aquí como «Dios y el cucho pueden mucho, pero algo más el cucho» o «Donde cuches no señales».
Para «llabrar» se usaba el «llaviegu» o arado de madera reforzado con punta o cuchilla de hierro. Como complemento del arado estaba la «grade», compuesta de un fuerte armazón de madera al que atraviesan una serie de pinchos o dientes de hierro que van deshaciendo los terrones.
La medida de superficie de un día de bueyes , un «día de gües» era aproximadamente lo que podían arar una pareja de bueyes en un día, osea unos 1,257 metros cuadrados.
La siembra se hacía por dos técnicas : siembra a voleo ( lanzando con la mano las semillas sobre la tierra ) y siembra a riego ( depositando semillas dentro del surco ). Tiempo después llegó la sembradora. Y es imposible entender nada de la antigua vida campesina de Sograndio sin el carro, dominando el panorama el carro del país. Los primeros que hubo en el pueblo tenían rueda maciza de madera ( rueda chaflón ) y con el tiempo se fue aligerando de peso, usando ruedas de un sólo rayo, osea, el carro del país. El otro papel fundamental en Sograndio lo jugó la ganadería. La vacuna tuvo siempre un predominio abrumador sobre cualquier otra. En el mejor de los casos podían convivir todas las vacas con una pareja de bueyes, un mulo, un caballo, unos burros, y con ellos los cerdos, ovejas, gallinas, pavos, patos, y conejos.
La vaca aquí tiene nombre propio siendo muy populares las de Galana, Pinta, Careta, Morica, Estrella, Pasiega, etc. El hecho de que tengan nombre ya demuestra su lugar presidencial respecto al resto de animales de la casería. Se las protegió siempre de enfermedades y maleficios, por eso colgaban de la esquila una cruz, ponían una herradura en la puerta de la cuadra o se despedían entre ganaderos con un: «San Antonio te las guarde». A esto hay que sumar el hecho de que sin ellas no habría tampoco cucho, osea, el abono.
Los prados, como las vacas, también, tenían y tienen nombre y siempre se les cuidó y protegió de las malas hierbas. La sebe que hace de divisoria o lindero del prado debe mantenerse del tamaño adecuado en altura y grosor, y hasta llegar a la portilla de entrada del camino también debe estar cuidado. Antiguamente muchos prados de Sograndio fueron robledales («carbayeos») y de ahí nombres como La Carbayeda o Los Carbayinos. No existían las lindiadoras y había que lindiar controlando y vigilando los animales.
En el mes de julio preferentemente tocaba recoger la yerba y allá iban los vecinos provistos de guadaña, zapico con la piedra de afilar y los fierros de cabruñar, más la bota de vino y la comida. También intervenían los garabatos y si después amenazaba la lluvia se amontonaba la yerba en borregos para abrirlos y esparcirlos cuando volviese el sol. El acarreo se hacía con una pareja de bueyes y si no los había de vacas xuncidas con el xugu por la cabeza al carro. Cargar el carro no era fácil y se necesitaban al menos dos personas. ¡Ay qué tiempos cuando no existían los tractores ni las empacadoras!
Después de la vaca el animal destacado a todas estas caserías era el gochu, que vivía y comía en la corripa, un reducto adosado en unos casos a la base del hórreo e independiente en otras pero siempre al lado de la casa. El número de cerdos que se mataban era indicativo de la importancia económica de la familia. Comían en la duerna y su alimentación era mucho más variada que la de otros animales de la casa. Muchos vecinos tenían que colocarles alambres de pinchos pues tienen el mismo instinto que los jabalíes: el de fozar. La matanza, también conocida como samartín, por realizarse en torno a esas fechas, reunía a familiares y amigos que ayudaban a gorar, escaldar, descuartizar, y salar la carne; así como a hacer chorizos, sabadiego y morcilla. Después de acabar con todo ello se hacía una comida en la que se degustaba la carne fresca del animal, el adobo y el picadillo, en días sucesivos. También había (y hay) por Sograndio palomares, donde se criaban palomas bien por el gusto de tenerlas y verlas volar sobre la casa, bien para aprovechar los pichones para mejorar la dieta familiar, y también se usaban los excrementos como abono. Esta tradición fue mantenida en el tiempo por Toni, Julio y Tino, pertenecientes al club colombófilo «Virgen de Covadonga» con palomas mensajeras que participaban en concursos de velocidad y distancia. Hubo en el pueblo también siempre colmenas. La miel era el único edulcorante conocido y usado por los campesinos hasta la introducción del azúcar en fecha relativamente reciente. La cera es un producto imprescindible dentro del culto católico y su valor en el mercado fue siempre muy alto. Estos dos productos tenían además aplicaciones médicas y veterinarias muy estimadas por los campesinos. Pocas cosas más bonitas que las colmenas de Caranga de Casa «El Vereranu», en Villarmil. Y otras de vecinos nuevos que se están iniciando en la actividad apicultora.
Hasta no hace muchos años algunas mujeres de Sograndio tenían como trabajo la venta de leche desde Oviedo hasta Trubia. Otras familias eran propietarias de bueyes y trabajaban sacando la madera de los montes del pueblo y alrededores.

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