Feli Rubio: “Haber enseñado en los pueblos te cambia la visión de la educación”

Maestra rural de asturianu en Proaza, Quirós y Teverga, la profesora disfruta en Salas de su jubilación

Feli Rubio junto al río Nonaya, en Salas / B. Á.

Beatriz ÁLVAREZ / Salas 

Me encuentro con Feli Rubio en una tarde espectacular de primavera, parece que Salas la villa donde vive y los alrededores celebran su nueva vida de jubilada “de retirada que me gusta más” me dice. La primavera sonríe como sonríe ella misma, una mujer que habla alto “yo no riño, yo soy glayona”, dulce como los carajitos del profesor que, como ella, nacida en El Couz, también son salenses de toda la vida, expresiva y buena comunicadora, que transmite luz y energía, las dos cosas. Aunque no nació en la villa, toda su vida se ha desarrollado en ella si bien hubo un tiempo que recorrió como maestra de grandes casi toda la geografía asturiana. Nos sentamos a la orilla del Nonaya y charlamos. 

-Después de toda una vida laboral entregada a la docencia, miras atrás y… ¿qué recuerdos vienen a tu memoria? 

-Tantos recuerdos, buenos y algunos no tan buenos, todos cuentan. Desde aquella primera vez que llegué al colegio asustada porque no sabía lo que iba a encontrar. Era la primera vez que trabajaba en un colegio. Yo hasta entonces y desde hacía bastantes años, concretamente desde 1993, estuve de maestra y directora-maestra en programas de empleo formación (Escuelas Taller y Talleres de Empleo), las primeras dirigidas a mejorar las posibilidades de inserción de jóvenes menores de 30 años, desempleados y los Talleres para mayores de 30 años. Cuando llegué al colegio me encontré que la maestra que enseñaba a adultos iba a enseñar a niños y niñas. El miedo se esfumó con las primeras risas en el aula y después con la emoción de ver al alumnado graduarse. Todo eso suma y deja una huella inmensa. Se crean lazos que son especiales, ese alumno o alumna rebelde que no quería o le costaba aprender, pero que en el fondo era cariñoso o cariñosa y nada más que te veía te daba un abrazo. Eso nunca se olvida. Se da una relación muy cercana con el alumnado. 

¿Crees que ha influido ser maestra rural en tu manera de ver la educación? 

– Pues sí, porque por un lado tengo el haber trabajado como itinerante y como única maestra de asturiano en tres colegios de tres concejos distintos, Teverga, Quirós y Proaza, en ellos me pude empapar de la realidad de mucha gente, incluso de gente que vino de la ciudad al campo que es un fenómeno que se está produciendo mucho ahora y pude ser consciente de las dificultades que hay en coles pequeñinos con menos recursos y ver como es el nivel de implicación de los maestros lo que hace que salgan adelante los proyectos. En mi caso, por ejemplo, simplemente las celebraciones del amagüestu y del antroxu, si no llega a ser porque nos implicamos tanto la gente del pueblo como toda la comunidad educativa participando de todo ello, a lo mejor sino no se celebrarían. Estas actividades se valoran muy positivamente porque reúnen valores como trabajo en equipo, solidaridad, convivencia, ser maestra rural es ser un poco la referencia. 

– ¿Por qué la asignatura de asturiano? 

-Creo que escribir, aprender o hablar asturiano puede ayudar a proteger y defender nuestra cultura y nuestro patrimonio. Siento esa forma de expresarse como parte de una cultura propia, sin excluir otra. Se debe cuidar como parte de la identidad de Asturias y forma parte del legado cultural asturiano 

-¿Ha evolucionado la sociedad en su postura frente al asturiano? ¿Crees que llegará la oficialidad? 

-Hoy en Asturias, gracias al movimiento cultural y gracias también al cambio de visión de algún partido político parece que pueda llegar en el futuro la oficialidad. La evolución cultural y social que se está dando en los últimos años, la mayor aceptación, la mayor presencia también en la escuela, en la Universidad. Sí, quiero creer que en un futuro será oficial. 

-¿Cómo fuiste abordando los cambios que se fueron introduciendo en el sistema educativo? 

-Me adapté perfectamente a todos los cambios, me formé en todo lo que iba necesitando, usé los medios que había que utilizar, asumí la coeducación, el lenguaje inclusivo y puse todo de mi parte. 

-¿Qué mensajes o consejos darías a los docentes que están en activo? 

Pocos consejos daría porque estoy segura que no los necesitan, hay docentes muy válidos y muy competentes a los que, en vez de darles consejo, yo se lo pediría. Quizás que sean empáticos con el alumnado. Hay que trabajar en la construcción de relaciones sólidas con las familias y que los animen a participar en las actividades de la escuela. Que despierten a los nenos y nenas a interesarse en sus asignaturas de forma lúdica y creativa, para que desarrollen su interés por diferentes temas. 

– Nunca las familias tuvieron tanta información sobre cómo educar (libros, podcast, revistas especializadas, etc.) y, sin embargo, parece que hay una gran sobreprotección sobre los hijos ¿a qué crees que es debido? 

– No sé a qué puede deberse, no sé si es porque ven el mundo muy peligroso o con muchos riesgos y tiene miedo a que pase algo. En mi opinión la sobreprotección no es buena porque hace que los niños y las niñas no sepan afrontar ni tampoco gestionar determinadas emociones que les sobrevienen por circunstancias o bien por algo que no les sale bien y se frustran. 

-Y ahora ¿qué vas a hacer en esta nueva etapa de tu vida? 

– La jubilación permite a uno descubrir o hacer cosas que tiene pendientes, es una invitación a explorar nuevas cosas ya sea viajar, aprender a escribir a máquina que es algo que quiero aprender desde hace mucho tiempo, también participo en la coral Villa de Salas, hacer rutas sencillas de montañismo y todo lo que vaya surgiendo. Me gustaría para finalizar agradecer en primer lugar, a todo mi alumnado de todos estos años ser parte esencial de mi vida profesional, cada risa, desafío, llanto, cada anécdota me ayudaron a convertirme en la persona que soy. También a todos mis compañeros, cada consejo que me dieron, cada charla en la sala de profes, cada café compartido. Son multitud de recuerdos que llevo de ellos y que nunca olvidaré. Os llevo en el corazón y nunca os olvidaré. 

Cae la tarde y paseamos por las calles de Salas, hay una luz espectacular y el sonido del río acompaña nuestros pasos. De las palabras de Feli deduzco que aún no ha cortado el cordón umbilical con sus compañeros ni con los nenos y nenas. 

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