
Fondo para la Protección del Lobo Ibérico
El lobo, que poblaba la península ibérica mucho antes de que nuestros antepasados utilizasen las cavidades de Atapuerca, sigue siendo hoy día, en la sociedad de la inteligencia artificial, uno de los asuntos que genera las reacciones sociales más atávicas.
La lucha de la humanidad contra los depredadores, que, de vez en cuando, mataban alguna de sus reses, se remonta a nuestros orígenes neolíticos. El exterminio fue, en la mayor parte de las ocasiones, la solución adoptada. El lobo, el depredador apical por antonomasia de los ecosistemas holárticos, sin embargo, ha sido capaz de soportar los embates infligidos por las sociedades humanas a lo largo de toda esta larga historia, desapareciendo unas veces y reconquistando los territorios perdidos, otras.
Y así, repitiéndose ese “toma y daca”, llegamos a nuestra España de los años 60 y 70 del siglo XX con la población lobuna ibérica en mínimos históricos.
Y es, precisamente en esas décadas, cuando la sociedad humana, particularmente la de los países económicamente más desarrollados, empieza a darse cuenta de que las primaveras son silenciosas, en palabras de Raquel Carson en su famoso libro Silent spring.
Como respuesta a ese “haber tocado fondo” comienzan a surgir los primeros movimientos ecologistas, la sociedad mundial celebra la Cumbre de Estocolmo, la primera conferencia internacional en hacer del medio ambiente su tema central y, a nivel patrio, surgen voces como la de Félix Rodríguez de la Fuente que, en aquella TVE en blanco y negro, llegaba a proclamar al lobo como un elemento vital en los ecosistemas, oponiéndose a su caza.
Desde entonces han sido muchos los avances sociales en la comprensión de que nuestra supervivencia depende de la conservación de la naturaleza, y éstos han ido cristalizando en normas legales, tanto internacionales como europeas y españolas. Citaremos algunas de las más relevantes para entender la situación actual del lobo:
En 1979 la Comunidad Económica Europea firma el Convenio de Berna, relativo a la conservación de la vida silvestre y del medio natural de Europa. Este tratado internacional declara al lobo como especie “estrictamente protegida”.
La Ley de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres introdujo en España, desde una perspectiva integral, el Derecho de conservación de la naturaleza internacionalmente homologable.
En 1992, la UE adopta una directiva relativa a la conservación de los hábitats naturales y de la fauna y flora silvestres. El lobo sigue estando estrictamente protegido, pero se establece una excepcionalidad para las poblaciones españolas de lobo al norte del Duero, que son excluidas del Anexo II, lo que permite su gestión.
La Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, transpone al ordenamiento jurídico español los preceptos de la Directiva Hábitats y crea el Listado de Especies en Régimen de Protección Especial (LESRPE) y el Catálogo Español de Especies Amenazadas (CEEA)
Y como culmen de estos avances conservacionistas, en 2021, tras una larga lucha técnico-jurídica promovida por la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico, el comité científico, reconoce que, al ser el estado de conservación del lobo ibérico desfavorable, este debe pasar a formar parte del LESRPE en la categoría de vulnerable.
Pero la felicidad dura poco en la casa del pobre.
Las fuerzas sociales más reaccionarias, vinculadas al potente sector ganadero y al cinegético, comienzan su presión a nivel europeo y a nivel estatal contra el lobo. Para colmo, en septiembre de 2022, Dolly, el amado pony de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, es devorado por un lobo en la Baja Sajonia, y este suceso provocó que la presidenta se implicase personalmente en la rebaja legal de la protección del lobo.
Por su parte, en España, a comienzos de este año, la derecha política, junto con los nacionalistas vascos y catalanes, consiguen “colar” en el Senado unas enmiendas en la Ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, con las que consiguen extraer al lobo del LESRPE y, por tanto, retrotraernos a la situación anterior, con efecto del 2 de abril de 2025.
Los gobiernos asturiano y cántabro no han tardado un minuto en anunciar el número de lobos a abatir: 53 en Asturias y 41 en Cantabria. Galicia y Castilla y León todavía no han abierto la boca, pero están limpiando los cañones. Todo ello a pesar de que el artículo 61 de la Ley 42/2007 establece claramente que, de todas las excepciones contempladas, la extracción letal de ejemplares únicamente se aplicará cuando no hubiere otra solución satisfactoria. ¿Van a demostrar estas comunidades autónomas que quieren volver a matar lobos que han puesto en marcha todas las medidas que se conocen eficaces para evitar los daños de los lobos al ganado antes de empezar la matanza?
Por tanto es necesario una reacción social frente a este involucionismo anticientífico y extemporáneo. Esa es la razón que nos ha impulsado a promover el Fondo para la Protección del Lobo Ibérico. Esperamos que está iniciativa sirva para canalizar el descontento de miles de personas que han visto pisoteados de un plumazo importantes avances significativos en la conservación de la naturaleza. Personas que temen que esto pueda ser el comienzo de otros procesos de regresión democrática así como de pérdida de derechos ciudadanos.
Con los fondos que se recauden en esta campaña se desarrollarán acciones judiciales para revertir este atropello legislativo y se pondrán en marcha actividades divulgativas para conocer la biología del lobo y las medidas que permiten una coexistencia no conflictiva con los intereses humanos. No va a ser un camino de rosas pero nos vamos a dejar en ello todas nuestras energías, que se verán incrementadas exponencialmente con vuestra ayuda.
“Todo cuanto sea conservar el medio es progresar; todo lo que signifique alterarlo esencialmente, es retroceder.” Estas palabras, que fueron pronunciadas por el escritor Miguel Delibes como parte esencial de su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua en 1975, podrían servir todavía, en el año 2025, como el lema de nuestra campaña para la protección de la vida -y su coexistencia pacífica con los seres humanos- del lobo ibérico.
Peleemos por una sociedad que avanza y desterremos ejemplos como este retroceso en la legislación con respecto al lobo ibérico, que nos hacen retroceder.
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