Empresarios del Camino Primitivo denuncian el ‘colapso’ del registro de viajeros

Un decreto de 2021 obliga a recabar hasta 42 datos por persona y subirlos a una plataforma digital, «se montan colas de más de media hora, los peregrinos llegan en franjas horarias concretas y cansados»

Peregrinos haciendo cola para inscribirse en un albergue

Redacción/ Grau

Colas de más de media hora después de una larga caminata. Este es el panorama que describen los empresarios del Camino Primitivo a Santiago, que aseguran que la aplicación de un decreto de 2021 está ocasionando serios perjuicios a los viajeros y a los alojamientos. «La aplicación del Real Decreto 933/2021, que regula el registro de viajeros, está generando serios problemas en los alojamientos del Camino Primitivo. Esta normativa obliga a los responsables de los establecimientos a recabar hasta 42 datos por persona y enviarlos a través de una plataforma digital del Ministerio del Interior. El procedimiento, lejos de facilitar la gestión, se ha convertido en un auténtico obstáculo, especialmente en negocios pequeños atendidos por uno o dos empleados. Los peregrinos suelen llegar a sus destinos en franjas horarias muy concentradas, después de una jornada exigente. El resultado: puntos de saturación en los alojamientos, con esperas prolongadas y una atención que se ve comprometida. Es habitual ver colas de más de media hora para poder registrarse. El ambiente, en estos casos, se torna tenso: peregrinos agotados y propietarios desbordados, lo que repercute directamente en la experiencia de quienes recorren el Camino», denuncian los empresarios. El Camino Primitivo atraviesa varios concejos de la comarca: parte de Oviedo y pasa por Las Regueras, Grau, Salas

Pero el calvario del registro no acaba ahí. «A esta sobrecarga se le suma otra exigencia: imprimir y archivar en papel las fichas de cada cliente, además de enviarlas digitalmente. Esta duplicación no solo resta eficiencia, sino que añade una carga administrativa para muchos negocios familiares. Además, plantea dudas en cuanto a la protección de datos, dado que muchos alojamientos carecen de personal cualificado en gestión documental y seguridad». Y ya con los peregrinos internacionales la cosa se puede tornar kafkiana: son un 55% del total, y en muchos casos sus documentos vienen en alfabetos no latinos, como en lenguas orientales o ciricilio. «A esto se suma el desconocimiento de divisiones territoriales como provincias o regiones, que varían según el país, y las barreras lingüísticas. Todo ello retrasa el registro, genera confusión y contribuye al desgaste de ambas partes justo en el momento en que el viajero necesita acogida y descanso», denuncian los empresarios.

Manuel López, presidente de la Asociación de Empresarios del Camino Primitivo, lo resume así: “Nuestros asociados nos trasladan su preocupación por los retrasos y la carga de trabajo que implica el registro. Hay información que no figura en los documentos de identidad de muchos peregrinos extranjeros, lo que provoca errores en el sistema al dejar celdas vacías. Además, tener que introducir los datos manualmente, uno por uno, agrava aún más la situación, especialmente en épocas de gran afluencia”.

A esta realidad se suma el testimonio directo de quienes viven el problema a diario. Patricia Barbi, propietaria de un alojamiento en el Camino Primitivo, explica: “Para nosotros es un trabajo doble. Antes de la ley bastaba con escanear el DNI, pero ahora nos piden datos adicionales que hay que introducir manualmente en el programa, como direcciones o teléfonos. Esto incomoda a los peregrinos, que no siempre entienden por qué tienen que dar tanta información personal. Y supone un coste económico adicional, nosotros hemos tenido que contratar a una persona más a media jornada, únicamente para encargarse de este registro”.

Desde el sector se insiste en la necesidad de revisar de forma urgente esta normativa, adaptándola a las particularidades del Camino de Santiago. La tan defendida colaboración público-privada debería traducirse en soluciones prácticas, eficaces y sensatas que permitan una gestión responsable sin perjudicar a los profesionales ni a los miles de caminantes que recorren esta ruta histórica.

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