La consejera de Cultura, Política Llingüística y Deporte, Vanessa Gutiérrez, visita hoy el yacimiento arqueológico junto al director general de Patrimonio Cultural, Pablo León

Esther Martínez/ Las Regueras
Alrededor de un mes ha durado la octava campaña de excavación de la Villa Romana de San Martín de La Estaca, que comenzó el 11 de agosto, y finaliza después del Día de Asturias. Unas semanas de trabajo que este año han estado marcadas por un sol abrasador y una intensa sequía, por lo que la tierra reseca ofrecía bastante dificultad para excavar y remover.
Y como cada año, la sorpresa de las nuevas estancias aguarda a los visitantes, que previa cita, y durante varios días podrán admirar los hallazgos de este verano. Un tren romano que llegará cargado de un centenar de personas y varios recreadores de la Asociación Hispania Romana que teatralizarán la visita del día 6.
La Asociación de Amigos de la Villa Romana de San Martín, ha logrado una subvención de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias, para los trabajos, de 10.000 euros que, añadidos a las aportaciones particulares, a las ventas de merchandising y a otra línea de subvención, es el presupuesto con el que cuenta el equipo de arqueólogos que no solo se limitan a los trabajos veraniegos, sino que el resto del año sigue analizando y clasificando los materiales hallados. La finca en la que se encuentra la excavación de este año es la que está al otro lado de la carretera, en frente de donde se encontraron los dos mosaicos descubiertos en la villa, el primero que es visitable en el Museo Arqueológico de Asturias, descubierto en 1958 y el segundo que permanece in situ, desde su hallazgo hace siete años.
Una lujosa villa romana que este año destapa dos nuevas estancias de su gran zona balnearia, que ocupa unos 200 m2 al sur de los baños descubiertos el año pasado; una habitación seca que comunicaba directamente con el vestuario, que pudo haber sido, sauna seca o un gimnasio y otra estancia donde se encuentra el hipocausto, sistema de calefacción que hace circular el aire caliente por debajo del suelo y calienta las habitaciones y las paredes del edificio. Se canaliza a través de pilares de ladrillos, creando un ambiente cálido y confortable para los baños calientes, el caldarium. Según Juan Muñiz, director de la excavación, “no se trataba solo de bañarse, como hecho higiénico; es un hecho social donde se hacen negocios, y se habla de todo entre las clases más pudientes. Las “balneas”, estaban orientadas al oeste porque se bañan por la tarde y están cuatro o cinco horas dedicados a este menester”.
Los dos edificios, tanto el dedicado al baño, como el destinado a vivienda, en un principio fueron construidos de manera independiente y más tarde unidos por un pasillo en reformas posteriores, y tenían un cuidado diseño, que seguramente fue realizado por un ingeniero, lo que refuerza cada vez más la hipótesis de que el propietario era un rico terrateniente. El agua para esta zona procedía del montículo que se encuentra detrás del edificio principal. “De lo que no queda nada es de la bañera de agua fría, que era la más grande de todas. Hay otras habitaciones en la zona de los baños, pero no se puede excavar porque la parcela está cortada”, concluye Muñiz.
Por otra parte se plantea en esta campaña un sondeo en la finca donde se encuentra la antigua iglesia medieval, contigua a la zona del edificio principal, donde se sabe que hay un muro y una tumba a cada lado, una antigua necrópolis pero no se sabe aún el alcance de lo que se pueda encontrar, en ese espacio. La excavación recibirá hoy la visita de la consejera de Cultura, Vanessa Gutiérrez, y el director general de Patrimonio, Pablo León.
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