Publicado el: 18 Jun 2017

La mujer que susurraba a las vacas

Lucía Velasco lleva todos los años, como se hizo siempre, su ganado de Quexu a Somiedo

Lucía Velasco con una de sus vacas / FOTO DE MATÍAS ARTIME

Por Esther MARTÍNEZ

Las Regueras / Las ochenta y seis cabezas de ganado que bailaron una tarde al ritmo de la acordeonista Beatríz y su grupo, en los pastos del monte de La Verruga en Escamplero, consiguieron que su dueña ganara, con ese videoclip, el concurso que organizaba ASEAVA (Asociación Asturiana de la Raza Asturiana de los Valles). Fue el que más votos obtuvo en las redes sociales y la titular de esta explotación, Lucía Velasco, está orgullosa de “mis princesinas artistas”.
La mujer que susurra a su ganado, que con su voz consigue que la sigan, se tumben sobre la hierba y ella se tumbe sobre sobre ellos; les habla, les sonrie y le responden. “Es cierto. Se acostumbraron a mi voz y cuando las llamo nos entendemos bien. Eran un poco cafres de estar siempre con paisanos escuchando gritos y yo les hablo con suavidad y las acaricio con ternura. Y mira como me lo agradecen”.
Lucia Velasco, tinetense de la braña de Bustellán, cambió un día el uniforme de camuflaje del Ejército de Tierra por la funda de trabajo, los guantes y las botas de ganadera.
Destinada en el acuartelamiento Cabo Noval durante cuatro años, está descendiente de vaqueiros que alzaban en verano de Reyoso a Bustellán en el concejo de Tineo, pasó una etapa como soldado profesional, hasta que conoció a Jorge Álvarez, de Escamplero, último representante de una de las sagas más antiguas de vaqueros de alzada de Las Regueras, que cada primavera, realizaban la trashumancia a Perlunes. Salían de la braña de Los Llanos en Quexu (Las Regueras) siendo vaqueros y llegaban a Perl.lunes en Somiedo siendo vaqueiros. Atravesaban Grado, Doriga y el Puente San Martín hasta llegar al destino. Esta trashumancia está documentada, según publicaciones de la revista La Piedriquina desde hace más de cuatrocientos años y los antepasados de Jorge Álvarez de apellido Lorences, no dejan lugar a duda. Además de ganaderos eran madreñeros, oficio que habían aprendido en Perlunes.
Ni un solo año esta familia de Casa Polo, entre El Monte la Verruga y Quexu dejó de practicar esta ancestral costumbre.
Lucía vive el momento de subir al puerto y a la pradera con una emoción especial. “La casa familiar de Perl.lunes, terminó derrumbándose y no dudamos en comprar una, porque Somiedo y mi ganadería son mi vida; es hacer de un trabajo un hobbie o al revés”.
No es fácil ser mujer, emprendedora, ganadera y vaqueira. Una vida dura que no sabe de descansos ni vacaciones.
“Todo ello compensa cuando en verano subo del pueblo a la pradera y encuentro la felicidad. Siento cosquillas en el estómago cuando llega mayo y llamamos a los camiones; yo subo y bajo con ellas en el transporte” . Su marido, trabaja en una empresa eléctrica y sigue conservando los derechos de los pastos en los puertos somedanos, pero la titular de la explotación es ella.
“La gente se extraña de verme vestida con faldas cortas, tacones y maquillaje, pero que se creen ¿que ser ganadera es ir de madreñas?. Es un trabajo como otro cualquiera o mejor; para mi, mi marido y mi hijo Samuel, mis vacaciones son estar en Somiedo, ponerme un pañuelo en la cabeza y cargar con un saco con pan y otro con sal para ver como me reciben mis reinas en la pradera».
En Perlunes, ya no hay trashumantes. La ganadería Alvarez-Velasco es la última de Asturias que pasa de mayo a noviembre en la braña somedana de Cerreo.
Las vacas de Lucía seguramente son las que más salen en las redes sociales de Asturias.
“Les grabo vídeos casi todas las semanas, les pongo un fondo musical y a veces las dedico a amigos y hasta al alcalde de Somiedo, Mino Fervienza que tan bien se porta con nosotros, y las subo a Youtube y a Facebook».

Nervios
El tiempo de la marcha se acerca, los animales están nerviosos, su dueña les contagia el gusanillo de las montañas y saben que el camión vendrá estos días y comenzaran sus vacaciones de verano. “Desde la Pola hasta la braña de Cerreo van a pie. Un espectáculo. Yo voy delante y van tan contentas”
Les espera, el paraíso. “Soy muy joven pero cuando me muera mis cenizas serán parte de ese paisaje. Si es el mejor del mundo para vivir, ¿también lo será para morir, no?”

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