Publicado el: 23 Ago 2017

Grado estudiará ofrecer una fiesta veraniega para los saharauis

El alcalde, José Luis Trabanco, recibió hoy a los niños y las familias mosconas que participan en el programa Vacaciones en Paz, y recogió algunas propuestas de los pequeños

El alcalde, José Luis Trabanco, a la derecha, junto a los niños, y varios concejales y técnicos del Ayuntamiento

L. S./Grado

El Ayuntamiento de Grado estudiará ofrecer una fiesta veraniega para los saharauis que pasan el verano en Asturias, similar a la que ofrece Noreña. La idea salió de uno de los pequeños que pasan el verano en el concejo, Sidi Mohamed, y el alcalde, José Luis Trabanco, la acogió con interés, encargándole a la concejala de Cooperación, Cristina Huerta, que valore si es posible organizar un encuentro el verano que viene. La idea surgió durante la recepción oficial que el Ayuntamiento ofreció a los pequeños de los campamentos de refugiados, y a las familias que los acogen en Grado durante el verano, dentro del programa Vacaciones en Paz. Su coordinador en Asturias, Félix Flórez, agradeció  el apoyo que los moscones han prestado tradicionalmente al pueblo saharaui, y la implicación del Ayuntamiento de Grado para que los niños, que durante todo el año viven en condiciones muy precarias en campamentos, pasen el mejor verano posible. Al encuentro asistió un veterano, Sidahme, que lleva ya siete veranos en el concejo y es un pequeño moscón más. Este será el último año del pequeño en Asturias, ya que cumple 14, el límite máximo para participar en el programa. Es el segundo de Sidi Mohamed, que pasa las vacaciones en Fuejo, y el tercero de Nadua. Jadien, que también pasa las vacaciones en el concejo, lleva ya cuatro años. No son los únicos niños saharauis que hay en Grado, ya que por ejemplo la familia de la concejala Marta Pravia acoge a un pequeño, que no pudo acudir al encuentro. Todos aseguraron hoy que lo pasan genial en Asturias, aunque están deseosos de volver a ver a sus seres queridos en Sáhara. Como recuerdo del apoyo municipal los niños se llevaron un obsequio: un revoltijo de golosinas y material escolar, cuadernos, colores y lápices, que seguramente les harán mucha falta durante el invierno.

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