Publicado el: 08 Ene 2018

Pumarín se llena para despedir al párroco quirosano Chema Lorenzo

El próximo día 13 de enero, a las once de la mañana en la Iglesia de Santa Rita de Rano, serán recibidas sus cenizas para posteriormente recibir cristiana sepultura en el pequeño cementerio parroquial dónde reposan sus padres

Exteriores de la iglesia de Pumarín durante la celebración del funeral del párroco quirosano Chema Lorenzo.

Beatriz Álvarez/Oviedo

La parroquia de San José de Pumarín despidió hoy a su párroco durante los últimos veinte años, Chema Lorenzo Pérez, natural de Rano (Quirós), fallecido tras serle diagnosticado un severo tumor en los días anteriores a las navidades. El barrio ovetense, que recibió la noticia del fallecimiento el día de Reyes y que aún no ha asimilado tamaña pérdida, se volcó en una celebración que estuvo presidida por el arzobispo Jesús Sanz Montes, quien en una emotiva homilía repasó la vida como presbítero de Chema Lorenzo, su compromiso, su acogida a «todo quién se acercase con independencia de la edad», y como cuando al enterarse de que la enfermedad que tenía era algo serio le llamó en primer lugar para que «fuera su Obispo el primero en saberlo». Destacó también del cura quirosano el regalo de su eterna sonrisa.

Asistentes, esta tarde, al funeral de Chema Lorenzo.

Estaban todos en la despedida de Chema: su familia y sus amigos, sus compañeros de sacerdocio y quienes fueron compañeros de seminario, como el catedrático de Literatura Jesús Menéndez Peláez, que realizó una de las lecturas. Tampoco faltaron a la cita sus catequistas, los de antes y los de ahora, Luis el director del campamento de Barro, los monitores con los que tanto luchó y trabajó para conseguir un equipo que conjugará tiempo libre con acción pastoral. En la iglesia del barrio se reunieron también el coro de Pumarín, que tantas alegrías le daban acompañando la celebración del domingo, y los que eran niños cuando llegó a la parroquia y ahora son jóvenes. Del mismo modo, asistieron las madres a las que consoló, los hijos a los que acompañó en el dolor, y las esposas y esposos a los que alivió ante las pérdidas, anunciadas en ocasiones y repentinas en otras. Y eso que predicó a cada uno de ellos fue lo que le ayudó a él en los últimos días, cuando enfrentaba su destino final, y que en palabras del Arzobispo «solo Dios conoce». Hoy todos haciendo piña ante «el pastor bueno que parte al encuentro con el Buen Pastor».

En la abarrotada iglesia de Pumarín pudo verse también a feligreses de Llaranes, Sama de Langreo, jóvenes que fueron de la JOC, alumnos de religión del Orfanato Minero, las hermanas y los miembros de la comunidad educativa del Amor De Dios con los que colaboró estrechamente, la comunidad de Pasionistas de Fitoria y quirosanos, concejo en el que nació y en el que descansará junto a sus padres, Aurelio y Zulima.

La iglesia de Pumarín se llenó para el funeral

Se va Chema, un hombre inquieto pastoralmente, «nunca apoltronado», que analizaba lo que sucedía a su alrededor con criterios de Evangelio y que con sólo treinta y ocho años aceptó el reto de Gabino Díaz Merchán para llevar las riendas de la Vicaría de Norte. Sobre la cita de Evangelio «si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, no da fruto» destacó Sanz Montes «el continuo surco que fue Chema, lleno de talento y de virtudes, con imperfecciones, unos y otros nos han sido dadas para escribir la historia que nos ha tocado. Cómo acertó Chema a sembrar cuánto Dios puso en sus manos y en su corazón.»

Se va Chema y deja un hueco enorme, imposible de reemplazar en el barrio, en la Iglesia diocesana y en el corazón de cada uno de los que le conocieron y quisieron. Al final de la celebración José Enrique Álvarez, destacado miembro de la comunidad en la que ha desempeñado diferentes servicios, le dedicó unas cariñosas palabras.
El próximo día 13 de enero, a las once de la mañana, en la Iglesia de Santa Rita de Rano serán recibidas sus cenizas para posteriormente recibir cristiana sepultura en el pequeño cementerio parroquial dónde reposan sus padres.

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