Publicado el: 23 Abr 2021

«No hay apoyo para la música tradicional»

José Martínez (Ún de Grao), que lleva el nombre del concejo moscón por bandera, fusiona folk con tonada y, a la espera de su nuevo disco, resiste la pandemia dando clases de guitarra

Foto promocional de Ún de Grao

Inés Paniagua / Gijón

José Martínez Álvarez, natural de Grado, pero afincado en Gijón, lleva el nombre del concejo por la escena musical asturiana, en un divertido juego de palabras que maniobra con el undergraound para reivindicar su origen. Ùn de Grao empezó a tocar la guitarra en el verano del 89, cuando solamente tenía 11 años. Poco a poco fue metiéndose más en el mundo musical, teniendo de referente a su padre, que también tocaba. “El primer profesor que tuve fue el cura de La Mata, que daba clases de guitarra gratis”. En su adolescencia empezó su primer grupo totalmente amateur con sus amigos, en el que tocaban principalmente rock y “era para pasárselo bien y ya está”. Más tarde se mudó a Gijón y comenzó a recibir clases en una escuela de música y a unirse a varios grupos. “Empecé a tomármelo en serio, a meterle horas, a preocuparme de verdad de sacar buen sonido y tomármelo con profesionalidad”. Pasó por dos fases antes de llegar a donde está hoy: una en la que tocaba con grupos de rock y otra en la que conoció el folk y empezó de lleno con ese nuevo estilo para él. “Le decía que sí a todo el mundo. Llegó un momento que tocaba simultáneamente con la friolera de siete grupos a la vez. Era una locura de organización. Me gustaba mucho y aprendí muchísimo, pero estaba agobiadísimo”. Todos ellos eran de música tradicional, principalmente asturiana, pero él veía que la tonada estaba un poco abandonada en todos ellos. “Yo creía firmemente en la posibilidad del trabajo de la tonada”, así que decidió crear su proyecto en solitario: Ún de Grao.

Adaptar piezas tradicionales, en su mayoría tonadas, y hacer acompañamientos, armonías y ritmo, es en lo que se basa su proyecto. En su casa se escuchó siempre música de los 70, rock, blues o jazz, por lo que sus arreglos son una fusión de las tonadas tradicionales con su cultura musical. Su primer disco, sacado en 2016, lo grabó en solitario, mientras que para el segundo, sacado en 2018, contó con la ayuda de un compañero que le produjo.

“El próximo disco lo enfocaré de otra manera. No grabaré un disco entero de larga duración, sino que la idea que tengo es grabar cuatro o cinco piezas y contactar con alguien para hacer un vídeo de una de ellas. Se lanzarán una a una y así poco a poco”. Se puede escuchar su música tanto en YouTube y Spotify como en sus redes sociales. Además de su apuesta actual, también da clases de guitarra y trabaja en otros proyectos como futuras colaboraciones o composición. “En el futuro me gustaría componer desde cero. De hecho, tengo mis pinitos hechos pero de momento me los guardo para mí y para cuatro amigos”. Le falta tiempo para llevar a cabo todo lo que quisiera porque “los trabajadores de la cultura y de la música tenemos que hacer de intérpretes, de compositores, de diseñadores de carteles, ocuparnos del marketing…”.

José señala que en Asturias no hay todo el apoyo social, político y económico necesario hacia la música tradicional. “Hay carencias estructurales muy grandes y es muy difícil currar de esto. Si lo haces es por vocación. Yo conozco muchísimos músicos que curran muchísimo, que creo que hacen un trabajo muy necesario y válido para la sociedad y es que no está valorado, no está cuidado y es un milagro que en Asturias haya los músicos del nivel que hay”.

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