Publicado el: 14 Feb 2023

Bandoleros o refugiados en Berció

El yacimiento donde apareció el tesorillo fue en el siglo V un escondite de familias que huyeron de los bárbaros o una cueva de bandidos, según los investigadores

Una recreación de la ocupación de la cueva de Berció, realizada por el ilustrador Iván Cuervo con las indicaciones de los arqueólogos.

L. S. N./ Grau

Eran un grupo amplio de personas y vivieron de forma estable durante un tiempo en la cueva, pero tuvieron que abandonarla precipitadamente, dejando detrás muchas de sus posesiones, entre ellas las monedas que 1.600 años después pondrían a los arqueólogos tras su pista.

Esta es una de las conclusiones que el equipo de investigadores encabezado por Alfonso Fanjul presentó el pasado mes en la Casa de Cultura, tras la última campaña arqueológica en la cueva de Berció, en Grado, en el marco de las Jornadas de Estudios Locales. Los investigadores tienen dos hipótesis: o bien eran un grupo de bandidos (bangaudas) que actuaban con la cueva de Berció como base, o eran un grupo amplio de familias acomodadas que se escondieron en la cavidad del pueblo moscón para refugiarse ante las invasiones bárbaras. Los hallazgos encontrados y la gran calidad de los materiales apoyan estas hipótesis, una ocupación del espacio que ha vuelto a la vida gracias a la recreación virtual del ilustrador Iván Cuervo, cuyas imágenes de la vida cotidiana en la cueva fueron presentadas junto a las conclusiones de la campaña arqueológica.

Los últimos estudios arrojan tres líneas de novedades, según destaca Fanjul: la datación, que se establece en el siglo V; la gran calidad de los materiales, y el marco en el que pudo estar la cueva ocupada. “El carbono 14 sumado a la cronología de las monedas y cerámicas sitúa la ocupación del yacimiento en los primeros años del siglo V d.C”, apunta el arqueólogo, que destaca “la extraordinaria cultura material descubierta, que se compone de herramientas, armas, cerámica, más monedas así como una colección completa de elementos de pesca.»

Todo ello les lleva a deshechar la hipótesis de que hubo una ocupación de la cueva como parte de la explotación agrícola del entorno, por lo que los investigadores proponen “que estamos ante un grupo humano considerable, que se esconde de forma temporal en la cueva, bien como banda de bagaudas / bandidos, o bien como familias de cierto estatus social que huyen de la inseguridad de las invasiones bárbaras”.

La calidad de los materiales abandonados “llevan a plantear una huida precipitada del escondite”. Los arqueólogos destacan que es fundamental recurrir al carbono 14 para concretar la cronología, “la cerámica y las monedas no son suficientes”, y han constatado que la cueva no estuvo ocupada con anterioridad.

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