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Abril de 2020 Voz del Trubia 15
SOCIEDAD


MANOLO JIMÉNEZ El gallu de la quintana
Un virus a conciencia



El confinamiento, la reclusión so- surada; el lugar de encuentro de ca- sernos los unos a los otros.
cial, esta crisis de salud es también becera para un municipio que cada Asisto en Pravia, cada día desde mi
una manera de que una vez detenido domingo se bebía miles de cajas de residencia, al homenaje impulsado
el mundo, nos miremos en el es- sidra. En Los Portales nos adentrá- desde las redes sociales al personal
pejo... y conciliemos una idea sobre bamos como en una jaula para pitos, sanitario a través de balconadas so-
nosotros mismos. Los humanos te- estrecha y húmeda, cabizbajos por noras, aplausos confinados que
nemos la capacidad de protagonizar obligación para no pegar con los según los psicólogos son óptimos
giros copernicanos sin darse un cuernos en el techo, pisando huevos para el fortalecimiento emocional.
ápice de importancia. Esta crisis de como consecuencia del azúcar re- Tiene gracia, una sociedad crítica
salud lo es también de higiene y sa- seco de la manzana por el líquido desde siempre con facultativos y el
lubridad: perdónenme los defenso- vertido que te adhería al piso... un sector sanitario, quien ha dado en los
res de las tradiciones patrias, no trono que no era trono porque había últimos años la espalda al I+D+i y
pretendo establecer vasos comuni- que defecar a pulso, por no hablar de cuyos talentos se han tenido que ir a
cantes entre la higiene social y el la fragancia existente in situ o la ca- otros países más receptivos con el
virus pero no es menos cierto que misa de Kiko, uno de los camareros, impulso científico, la que hora se
existen costumbres a erradicar. Azu- estampada con lamparones de aceite vuelque con ellos, olvidándose de
zaba Pepe Iglesias en una de sus y sudor de 10 horas diarias de carre- los futbolistas. Bueno, como digo,
guías gastronómicas a quienes lle- ras, culetes y descorches. Nos quizás saquemos algo bueno de todo
namos los fines de semana la calle damos cuenta ahora de que compar- ésto. Costará coger aire de nuevo y
Gascona, donde está ubicado el tir un vaso, abusar del contacto (en- volver a exhalar sin temer contagiar
Boulevar de la Sidra, por considerar tono el mea culpa) o no lavarnos las al vecino al que ahora resulta que re-
de dudoso gusto culinario un empla- manos, es peligroso. Ha tenido que descubrimos afable y cercano. Re-
zamiento donde “la gente va a ligar ocurrir esta tragedia para que viráse- sultará extraño acceder a ese tren
en vez de a comer”, los manteles son mos 180 grados en nuestros hábitos, que ahora parte cada mañana vacío,
de papel y “te salpican de sidra cons- revisásemos las cocinas de nuestros triste y solo con rumbo a ninguna
tantemente”. Recuerdo en Pola de restaurantes, nos lavásemos las parte. Y nos dejará ojipláticos ese es-
Siero, en los años 90, el overboo- manos después de miccionar y de- tante del supermercado repleto de
king existente cada fin de semana, jásemos de abalanzarnos sobre el papel higiénico, sintomático de que
en la Belle Epoque de la hostelería, prójimo. Quizás tras este tsunami ya hemos limpiado a fondo la
en la sidrería Los Portales ya clau- El Bulevar de la Sidra en una concurrida ‘preba’ podamos sacar algo en claro sin to- mierda de nuestra conciencia.
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