Publicado el: 22 Jun 2016

De Quirós a Iruña, con el corazón

Por Txuma ABARZUZA

Soy de la vieja Iruña, Pamplona, capital del antiguo reino de Navarra y con cariño recuerdo que se acerca la fecha del 7 de julio, San Fermín. Desde Quirós recuerdo estos días las fiestas de mi pueblo con nostalgia: el encierro, el chupinazo, el Riau Riau, la salida con mi peña «El Mutmiko Alaiak»… La vida me trajo a Quirós y, claro, estos días cercanos a las fiestas de San Fermín me invade la pena…

San-Fermín-Pedro-Armestre-grandePero aunque no esté en persona, sí lo estoy de corazón, en el chupinazo, en el vermut posterior con los colegas de siempre, con mi camisa y pantalón blancos, con faja y pañuelico. Son días de mucho comer, cenar, beber… en una ciudad que cambia radicalmente el 6 de julio, a las doce del mediodía, donde la jarana y el bullicio mandan día y noche; donde el buen humor se hace dueño de la ciudad. Kilikis y gigantes se asoman por las calles, bailando al son de txistos y gaitas estellesas. Cuando eres testigo de esos bailes mágicos se te ponen los pelos como escarpias. Toda la ciudad se llena de peñas, con sus charangas. Las piernas se te mueven solas cuando ves a los mozos bailar. Y es que es frecuente participar del estruendo de Iruña, del bombo, de la caja o de cualquier otro utensilio que haga ruido, que es de lo que se trata. Las noches no se acaban nunca, al menos hasta que el cuerpo te dice basta. ¡Y las meriendas!, de lujo, con los amigos, con la familia, viendo a los dantzaris bailar las mutildantzas de Baztán… Un navarrico en Quirós, lejos de su tierra en fiestas se transforma estos días en un ser nostálgico y algo tristón. ¡Gora san Fermín!

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