A LOS POLÍTICOS SE LES LLENA LA BOCA DE PALABRAS RIMBOMBANTES CUANDO SE ACERCAN LAS ELECCIONES, PERO ES PURA CHARLATANERÍA
Por Casimiro ÁLVAREZ
Casimiro Álvarez
A los políticos se les llena la boca de palabras rimbombantes sobre todo cuando se acercan las elecciones; transparencia, libertad de expresión, trabajo, honradez, democracia, etc. Pero lo cierto es que se trata de pura charlatanería para intentar camelar a los votantes, a ver si consiguen auparse a la poltrona, para hacer exactamente todo lo contrario de lo prometido; oscurantismo absoluto de la gestión y de los documentos que la justifican, a pesar de que se trata de documentos públicos y al servicio de la sociedad, censura de la opinión discrepante, indolencia total ante los problemas reales, depredación de las arcas públicas y actitudes feudales en el uso del cargo, e incluso hasta en el proceso previo a lograr el ansiado puesto.
Con la publicación en La Voz del Trubia digital de un artículo que expresa mí humilde opinión (http://lavozdeltrubia.es/2015/05/13/tribuna-renovarse-o-morir/) sobre las próximas elecciones municipales en la Comarca, se armó la marimorena. Múltiples llamadas al director del periódico quejándose de lo que yo decía. Son muy libres de hacerlo pero dice muy poco en su favor.
Si alguien se siente molesto u ofendido por lo que dije, tiene la libertad de replicar, matizar, aclarar o denunciar en el apartado “deja un comentario” que aparece a continuación del artículo, o igualmente en los comentarios de Faceebok, o si lo prefiere y dispone de justificación para ello, presentando una denuncia en toda regla ante las autoridades pertinentes. Por mi parte, estaré encantado en rectificar los errores u ofensas que involuntariamente pueda cometer y, que probablemente no descubriré si no se me advierte.
Pero acudir con quejas y lamentaciones al director del periódico, suena tan infantil como las quejas de patio de colegio ¡profe, que fulanito me ha llamado mariquita! e impropio de un aspirante a ocupar un cargo público que siempre es voluntario y, en consecuencia, está expuesto al análisis crítico del resto de la sociedad, que al fin y al cabo casi siempre tiene que sufrir y pagar las consecuencias de sus desmanes; que alguien pueda tener y expresar una opinión en desacuerdo con la suya, los saca de quicio.
¿Será por éstas cosas, por lo que me merecen tan poco respeto los políticos?
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