La artista, con orígenes en Llanuces (Quirós), expondrá en la librería- café Santa Teresa hasta el próximo 31 de marzo
Beatriz Álvarez / Quirós
Mañana viernes 11 de marzo, a las 19.00, en la Librería-Café Santa Teresa (calle Covadonga 11, Oviedo), tendrá lugar la inauguración de la exposición en la que la pintora con origen en el pueblo quirosano de Llanuces, Cecilia Antolín expondrá parte de sus últimos trabajos. La muestra está compuesta por diecinueve cuadros, algunos de ellos ya estuvieron en el Museo Etnográfico de Quirós el verano pasado. En palabras de la autora la exposición no tiene título, pero lo podría haber tenido. Dice Cecilia «Me cuesta mucho hablar sobre mis cuadros porque no es algo pensado, es algo que sale espontáneo». En relación a sus inicios y a la evolución de su trabajo nos cuenta lo siguiente: «Llevo dibujando toda la vida, mis primeros pinitos fueron unos loritos que mi abuelo Manuel dibujaba de maravilla y mi hermana Laura y yo los coloreábamos. No daba abasto a dibujar los loros. También recuerdo mi primera caja de lápices, enorme que me duró años. Luego, la falta de constancia y la creencia firme de que la inspiración existía hicieron que me apartara, a veces durante años, de la pintura. Para mí hoy es la mejor manera que tengo de «sosegarme», evadirme, recrearme, relajarme e ilusionarme… Dentro de mi estaba cierto potencial agazapado esperando que algún día tuviera a bien sacarlo a la luz. En realidad, fue una persona que apenas me conocía la que me hizo ver que tenía un lado artístico importante y que tenía que compartirlo. Le hice caso. En aquel momento, hace dos años, no podía hacerlo pero fui alimentando las ganas que llegaron a ser desgarradoras. Al fin me puse, a decir verdad, sin tener mucha fe en mi enorme necesidad de plasmar, pero sí, era real, lo necesitaba y lo necesito. Es mi terapia y este es el fruto.» Los motivos y los colores provocan en el espectador un impacto de gran plasticidad e interrogada sobre ello nos dice lo siguiente: «Me inspiro en cualquier cosa que veo, algún gesto, algo que oigo, una sensación … y la llevo al lienzo sin pensar. Lo mismo hago con los colores, no planifico salen los que quieran hacerlo en ese momento. Podría decir que es una pintura irreflexiva totalmente pero está claro que de algún trasfondo saldrá. A alguno de mis cuadros les encuentro el «sentido», a otros no. No importa, no es ese el objetivo de mi obra.» Dice la autora que su pintura no tiene una intención definida, simplemente busca con ella seguir serenándose cada día un poco más y obtener la satisfacción de que llegué a unas cuántas personas y les guste. «La planificación de esta muestra me ayuda y me anima a no creer en las musas de la inspiración y sí en el trabajo constante que al final es lo que te lleva a evolucionar.» La exposición, que tiene carácter temporal, se podrá visitar hasta el próximo día 31 de marzo.
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