El cadáver fue descubierto por el FAPAS tras una llamada y corresponde a un ejemplar adulto que había sido parcialmente devorado
Redacción / Santo Adriano
El FAPAS descubrió ayer a las 3 de la tarde el cadáver de un oso en Cangas del Narcea, tras una llamada telefónica que alertaba de sus restos en la localidad de Moal. Miembros de FAPAS se desplazaron hasta el lugar donde dos excursionistas de Cantabria les esperaban para acceder al lugar en donde se encontraban los restos del animal muerto, comprobando que efectivamente, se trataba del cadáver de un ejemplar adulto de oso pardo que presentaba un estado de conservación malo, puesto que parcialmente había sido devorado por otros animales.
En ese momento, se comunica el hallazgo al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Comandancia de Oviedo y al Servicio de Biodiversidad del Gobierno del Principado de Asturias. El cadáver del oso, pese a presentar serias mutilaciones, posee la cabeza bastante intacta así como los pies, lo que permite comprobar que se trata de un ejemplar adulto con potente dentadura.
Sus restos, en los que se aprecian vísceras, evidencia también que su muerte se ha debido de producir de manera relativamente reciente, si bien el frío del entorno ha contribuido a su conservación.
El oso aparece en una pedriza, a unos 10 metros del camino transitado por turistas para acceder a una de las áreas de recreo y vistas del entorno de Muniellos. Literalmente se encuentra a la puerta de uno de los espacios más emblemáticos de la naturaleza ibérica y que posee el mayor grado de protección posible, Reserva Integral, según informa Fapas.
Se da la circunstancia, -añade la organización conservacionista- que en este entorno, el pasado mes de septiembre fue localizado el cadáver de otro oso, «aparecido muerto también en un camino y al que en el transcurso de la necropsia se le descubrió casualmente una bala al caer al suelo del estanque donde se manipulaba el cadáver, evidenciando una muerte violenta, cuando ya la Administración valoraba la muerte de este animal como un vulgar accidente».
A juicio de Fapas, este segundo oso muerto «en la misma localidad y en un entorno de aproximación de apenas unos cientos de metros en uno de los entornos donde presumiblemente debería de existir el máximo nivel de vigilancia dado el estatus de protección del territorio, pone sobre la mesa la verdadera situación por la que atraviesa la conservación del oso pardo en Asturias, después de varias décadas de protección de la especie y lucha eficaz contra el furtivismo».
Ante esta situación, señalan «FAPAS, permanecerá atenta y exigirá de la Administración de Asturias la máxima diligencia para esclarecer estos casos de muertes de osos, manteniendo su crítica total al manejo que se hace de estos animales muertos, procediendo a necropsias que no garantizan técnicamente la posibilidad de esclarecer las causas reales de muerte, ocultando la realidad, o simplemente, echando cortinas de humo para confundir a la opinión pública, evitando que sobre la Administración recaiga ningún tipo de responsabilidad».
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