Pilar Arnaldo: «Para narrar el mundo rural no encuentro palabras en castellano»

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La autora de ‘Nel ríu la fame’ analizó sus cuentos, sobre las mujeres en el campo asturiano, con las lectoras del Club de Lectura de Grado

Pilar Arnaldo/ Foto Beatriz Álvarez

Beatriz Álvarez/ Grado

La dura vida de las mujeres en el mundo rural asturiano es el eje sobre el que gira ‘Nel ríu de la fame», la obra de la escritora Pilar Arnaldo que fue elegida por el Club de Lectura de Grado para su debate. El lunes, la autora se reunió con las lectoras de Grado (en una actividad que promueve la concejalía de Mujer e Igualdad moscona) para conversar sobre la que es su primera obra «Nel Ríu la fame».
Dice Arnaldo que este primer libro, una colección de cuentos que tienen en común que las protagonistas son mujeres, le ha dado «muchas satisfacciones. Para mí, que no tengo hijos, es casi como un hijo».
La autora que se define como «muy lectora desde cría», cuenta con mucho cariño que «ya me decía mi primera maestra, que era de Quirós, que escribía unos cuentos muy guapos, pero nunca había pensado en publicar. Cuando escribí el primero, ‘Carola’, se lo dí a leer a una compañera y le gustó mucho. Me dijo que era una historia redonda, bien escrita. Entonces me animé, y continué con la labor de escuchar e ir recogiendo otras historias. Mandé ‘Esperanza’ a un editor que también me animó y me dijo que si tenía material lo publicaba y así se gestó el libro.»
Pilar Arnaldo que es profesora de Lengua y Literatura y habitualmente escribe artículos sobre el mundo rural. Dice que fue una auténtica «devoralibros». «Yo estuve interna en un colegio porque en aquella época estudiar desplazándose desde la aldea donde vivía era impensable y recuerdo leer en la habitación donde dormíamos todas bajo las mantas con una linterna». Reconoce que esta pasión cedió un poco en sus años universitarios, para volver con fuerza y empezar a darle vueltas en la cabeza a una idea. «Quería dejar de ser receptora pasiva, quería aportar algo y eso también fue un empuje para escribir».
«Un escritor tiene que descubrir aquello que está llamado a contar», sigue contando Arnaldo. «Vivo en la casa donde nací. Duermo en la habitación donde nací. Estoy totalmente inmersa en el mundo rural, por lo que era lógico que estas historias estaban llamadas a ser contadas por mí.»
El primer cuento es ‘Carmina’, su madre, a la que de pequeñina y a raíz de una grave enfermedad le cosieron una mortaja. «Es totalmente verídico, el resto son testimonios reales con más o menos literatura.»
Le preguntan por el título «Nel riu la fame» y asegura que fue una especie de combinación geográfica y de la realidad de hambre de la época, hambre que está muy presente en la obra. Hambre e hijos, patriarcado y guerra.
Para Pilar Arnaldo resulta mucho más fácil escribir en castellano, pero «estas historias son muy rurales y yo para narrar el mundo rural no encuentro las palabras en castellano, las historias pierden al pasarlas al castellano». Por eso eligió el asturiano normativo conservando muchas de las palabras de su zona, el Occidente asturiano, que es el escenario común de estos cuentos. «Es una configuración del mundo muy apegada al campo. El normativo el que llega a más gente , pero tenía que mantener el mayor número de palabras del Occidente».
«La vida de las mujeres era así», reflexiona Pilar. Por eso, estos cuentos que reúnen distintas voces de mujer que podrían formar una novela coral si las hubiera hecho coincidir en algún sitio. Quién sabe si estas vecinas lavaban ropa al mismo tiempo en el lavadero, iban a la fuente a por agua o se cruzaban por los caminos yendo a trabajar la huerta o al puerto.

En la actualidad Pilar prepara «una novela porque tengo muchas historias de guerra. Quiero escribirla desde el punto de vista de las mujeres y de los ancianos que se quedaron en las aldeas. Hay que considerar que en muchas zonas la gente estaba muy desideologizada y la guerra les cogió de sorpresa.»
Cuenta una anécdota, de esas que hace que escribir merezca la pena más allá de las ventas: » Se me acercó una señora y me dijo ‘Compráronme este libro y ya lo leí tres veces'», esto es mucho más emocionante a que me lo lean otras personas», aunque reconoce que la gran y real riqueza de un escritor son sus lectores.

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