El moscón Trinitario de la Fuente Areces, con sobrinos carnales aún en el concejo, murió en las cámaras de gas del castillo de Hartheim, trasladado desde el campo de concentración nazi
Los nuestros que acabaron en Mauthausen (III)

L. S. Naveros / Grado
Todos los suyos, salvo una hermana (fueron once) reposan en el cementerio moscón. Falta Trinitario de la Fuente Areces, Trinín, según lamenta su sobrino, José María Fernández de la Fuente. Visita el cementerio y habla de su tío, sobre el que investigó en los años 80 y 90 para darle a su madre una fecha, “poder al menos decirle unas misas, saber qué fue de él”.
Trinín era hijo de Trinitario de la Fuente, Trino, tabernero en La Barraca, y de Amelia Areces. Nació en San Juan de Villapañada el 24 de agosto de 1914. Durante la guerra civil luchó en el bando republicano. “Fue a ver a un hermano, Carlos, que estaba en Teverga, en casa de un conocido que se llamaba Herminio. Y le propuso irse con él al frente, pero Carlos no quiso”, relata un sobrino segundo, Pepe Areces, en cuyo libro sobre el comercio de Grado se pueden ver fotos de Trinín y seguir la saga familiar.

La hija de Carlos, Amelia de la Fuente, también sobrina carnal de Trinitario, destaca que ésa fue la última vez que su padre vio a su hermano, un año menor y al que estaba muy unido. “Le quedó una pena muy grande, mucho”. Trinín le dejó a su hermano Carlos dos bombas de mano para que se defendiera. Fue la última vez que alguien de su familia le vio. Fue el nombre de este hermano, Carlos de la Fuente (propietario del Café Casino, edificio frente al parque de Abajo que hoy ocupa el BBVA), el que Trinín dio a los nazis como familiar de referencia cuando fue deportado e interrogado. Y así consta en el expediente de los archivos de Mauthausen. “En mi familia se sabía que había muerto en Alemania, de hecho el abuelo cobró hasta su muerte una pensión del Gobierno francés”, cuenta José María, que reconstruyó su trayectoria.

Trinín se exilió en 1937 desde el puerto de Gijón, cuando cayó el frente norte. Llegó a Burdeos, y tras pasar por un campo de refugiados, empezó a trabajar en unas granjas. Desde allí escribió a la familia, fueron sus últimas noticias. Detenido en 1940, fue internado en el campo de prisioneros de Fallingbostel y deportado a Mauthausen el 27 de enero de 1941. El 18 de agosto, a punto de cumplir 27 años, fue enviado al siniestro castillo de Hartheim, donde los presos ya agotados eran sometidos a experimentos y gaseados. Murió un mes más tarde, el 25 de septiembre.
Sus descendientes (entre los que está también Juan Luis Miguel TrinitarioMayo de la Fuente, el único que lleva el nombre de su tío; el pintor moscón Juan José de la Fuente López y Francisco José López de la Fuente, entre otros) están orgullosos de un hombre “que luchó por la libertad y se enfrentó al nazismo en Europa. Si no es por él y por muchos como él, quizá Hitler hubiera ganado la guerra”, reflexiona su sobrina Amelia. Y están convencidos de la importancia de no olvidar, para que los jóvenes sean conscientes del peligro de deshumanizar a los que son diferentes o piensan de una manera distinta. “No está tan lejos”.

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