En los concejos de la comarca hay 2.124 menores de 14 años, que a partir del próximo domingo verán aliviado un encierro especialmente duro para la infancia
La pedagoga Emilia Barrio considera que han dado un ejemplo de resiliencia, aunque ya necesitan aire libre, ejercicio y jugar
De nueve de la mañana a nueve de la noche, una hora diraria, acompañados de un adulto y hasta un máximo de tres juntos. Estas son las condiciones anunciadas hoy para los menores de 14 años, a los que se les permitirá aliviar el confinamiento del estado de alarma a partir del próximo domingo. Las salidas se restringen a un kilómetro como máximo de las viviendas, y se recomienda el uso de mascarillas. Los niños podrán llevart juguetes y correr, pero se mantienen las medidas de distanciamiento con otras personas y de higiene.
En la comarca del Camín Real de la Mesa, el alivio de un encierro especialmente duro para la infancia afecta a 2.124 menores de 14 años, la mayor parte en Grado, con 975 niños censados. (En Belmonte hay 73; Candamo, 159; Illas, 107; Proaza, 28; Quirós, 54; Las Regueras, 163; Santo Adriano, 26; Somiedo, 57; Teverga, 80, y Yernes y Tameza cuenta en el censo con 6, aunque no vivan de continuo en el municipio. En Salas son 396 los menores afectados). Un encierro que se prolonga ya desde hace seis semanas, en las que se han visto bruscamente separados de sus compañeros de escuela y juegos, sin poder salir y cargados en muchos casos de deberes.
La pedagoga Emilia Barrio, técnica del servicio de Juventud de Grado, destaca que «no conoceremos como ha afectado realmente el confinamiento a los menores hasta que no se normalice la situación. En la actualidad se habla mucho de los metros cuadrados de piso o de la casa familiar, yo creo que más determinante es el clima en el hogar y la capacidad de adaptación del grupo familiar a la nueva situación que nos toca vivir. Hay casos de crisis de ansiedad de niños en los pueblos con posibilidades de espacio amplio al aire libre y la razón es el miedo debido a una exposición continuada a información que no asimilan y nadie les adapta o ayuda a entender y una familia que vive la pandemia con mucho estrés. Hay niños en pisos pequeños donde sus padres tienen tiempo que dedicarles y estabilidad emocional (en estos tiempos muy ligada a la estabilidad laboral y económica) donde las normas se adaptaron (ahora está permitido dar hasta dar saltos sobre el sofá) y están felices y seguros en sus casas».
La situación es sin embargo muy dificíl para la infancia, ya que «los pequeños necesitan para crecer saludablemente sol y aire, necesitan moverse y jugar porque es su modo de aprendizaje y de socialización». Los mayores de 14 años quedan fuera de esta medida y siguen estando sujetos a las normas generales del estado de alarma. «Los adolescentes creo que lo están pasando peor, por un lado porque es la etapa donde la inestabilidad emocional es mayor y el grupo de pares tiene más peso, aunque las redes sociales palian el alejamiento, el contacto físico es muy necesario para sociabilizar. Por otro lado, la incertidumbre escolar en estos días, sobre todo los que están en cursos de fin de ciclo y ese exceso de deberes mal planificado que llega por diversas plataformas o no llega por falta de medios, tampoco les está ayudando».
El encierro en familias con problemas
Emilia Barrio destaca el efecto del confinamiento en los niños y niñas de las familias con problemas, cuya indefensión se ha agudizado. Son menores «cuya vida no es fácil ni en los mejores tiempos, que viven en hogares que denominamos desestructurados. Muchos siguen bajo la tutela y el seguimiento de los Servicios Sociales Municipales, pero otros viven en el más absoluto anonimato, en esta situación de confinamiento todo empeora y no hay quien de la voz de alarma ni profesores, ni pediatras, ni compañeros».
En cuanto a si se podrían haber dictado medidas menos duras para los menores, Barrio señala que «somos el último país de Europa en sacar a nuestros niños y niñas a la calle, quizá se hubiese podido adelantar la decisión una semana o dos, lo que está claro es que ahora ya es necesario porque el efecto novedad o vacaciones de los primeros días desapareció, algunos asumen las nuevas rutinas pero para la mayoría los días van pesando y ya es necesario un poco de aire libre, de espacio para correr, jugar y gritar. Todos estamos concienciados de que tenemos que hacer este sacrificio, los pequeños también lo entendieron, pero todo indica que es el momento de ir saliendo a la calle respetando ciertas normas y de forma paulatina, porque iniciamos el aprendizaje de otra situación en un nuevo escenario y eso va a conllevar una gran esfuerzo para todos».
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