El No-Do y los guajes

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Severino HEVIA

[La Claraboya]

El NO-DO, acrónimo de Noticieros y Documentales, era eso, un noticiero semanal, que se comenzó emitiendo en los cines allá por la década de los cuarenta y que luego, con la llegada de la televisión, pasó a ésta, emitiendo información propagandística del régimen, antes del comienzo de las películas en el cine, y antes de la emisión de algún programa de importante audiencia, ya en el formato televisivo. Con la llegada de la democracia desapareció el NO-DO como fuente de información pero apareció otra figura, que esporádicamente y a consecuencia de algún acontecimiento de especial calibre, llegaba a paralizar la emisión del programa que se estuviese emitiendo para comunicar lo sucedido, figura comunicativa que pasaron a llamar Avance Informativo.
Nunca fui televisivo-adicto y en casa, si acaso, puedo ver algún informativo, pero sí recuerdo, estando en algún chigre –qué tiempos aquellos-, la repentina aparición de algún Avance Informativo de éstos y guardo alguno con especial recuerdo por lo de luctuoso y alarmante que conllevaba el comunicado, entre ellos, el atentado de las Torres Gemelas
en 2001, el accidente del avión de Spanair en Barajas en 2008, los dos a la hora de comer, o el atentado del 11-M en Madrid en 2004, éste a la hora del desayuno, como noticias de gran trascendencia que, reconozco, sí
precisaban de una comunicación inmediata. Este Gobierno que sufrimos, ante la dramática situación que estamos padeciendo, conocedor de la imperiosa y extrema necesidad de información-desinformación que tenemos, ha decidido que la mejor manera de tenernos actualizados, eso sí, sin intención de adoctrinarnos, era instaurar una versión actualizada de aquel NO-DO, pero de otras dimensiones, con voceros más acreditados entre los que no puede faltar nunca algún Ministro. Y ahora, una vez al día o, incluso muchas veces dos, se paralizan las emisiones televisivas que se están produciendo para contactar en directo con unas ruedas de prensa que vienen a cantarnos y contarnos la extremadamente buena gestión que están llevando a cabo con esta desgraciada pandemia del coronavirus.
Pero el pasado sábado día 18 de abril, a partir de las siete de la tarde, todos los medios de comunicación digitales comenzaron a avisar de una inminente rueda de prensa a las ocho y cuarto protagonizada por el propio Presidente del Gobierno, por lo que intuí que estaríamos ante la comunicación de algo trascendente e importante.
Y sí, sí era importante, si no el hecho de la comunicación de una nueva prórroga del estado de alarma, que se daba por hecha, sí el hecho de decirnos que a partir del próximo fin de semana, del próximo 27 de abril, íbamos a echar a la calle suspendiendo el confinamiento, eso sí, de forma parcial y controlada, a nuestros menores, a nuestros niños.
Pensé entonces, que esta iniciativa no podría proceder nunca de ningún grupo de expertos en la materia, quizá, a lo mejor, de algún pediatra de éstos que coquetean con sustancias alucinógenas o de algún psicólogo argentino de los que buscan experiencias extremas, pero nunca de un Consejo de Expertos, al igual que nunca ningún Consejo de Expertos recomendaría participar en las manifestaciones masivas del 8 de marzo teniendo en cuenta los datos que ya se manejaban respecto a la pandemia.
Y es que, cuando ya hemos mandado a nuestros mayores al desolladero, me es absolutamente inimaginable que ningún Consejo de Expertos haya decidido que lo trascendente es mandar a nuestro niños a la calle a que se contagien y, dado que en ellos los padecimientos son menores, se inmunicen, y puedan pasar a ser un foco de contagio, teniendo además en cuenta que a día de hoy somos absolutos desconocedores de las consecuencias que a medio o largo plazo pueda acarrear el haber padecido la enfermedad. Creo personalmente que la historia ésta va por otros derroteros. Llevaba el ínclito Torra, a la sazón, Presidente de la Generalidad, varios días amenazando con que el día 27, Cataluña de forma unilateral dejaría salir del confinamiento a los menores, de lo que pienso que no era más que una bravocunada o un envite a éste gobierno del que conocen su fragilidad pero nunca una opción sería ni realizable, qué buenos están ellos en el padecimiento, pero el Gobierno, acostumbrado como está esta temporada a que lo engañen sucesivamente como a chinos, a que le lluevan problemas por todas partes, problemas que en la mayoría de los casos generan ellos mismos, y conocedores por otra parte de las leyes de Murphy, ya saben, “si algo puede salir mal, saldrá mal”, vio las orejas al lobo y practicando teoría bélica, “si no puedes con el enemigo, únete a él”, se anticipa a los acontecimientos y da él el paso para el desconfinamiento de los críos, para que éste se produzca de forma uniforme en todo el territorio nacional, no vaya a ser que estos catalanes lleven a efecto el órdago lanzado y nos provoquen un daño adicional saltándose el estado de alarma y colocándonos en una drástica situación ante la que nos veríamos abocados a tomar medidas relevantes. Hasta esta tarde, esto era únicamente una idea respecto a los hechos que corría por mi cabeza, pero esta tarde, viendo el NO-DO, la comparecencia del inefable Ministro de Sanidad, rectificando, desdiciéndose y cambiando los términos de lo que habían anunciado que se había aprobado minutos antes en Consejo de Ministros, llegando incluso a decir que las directrices aún estaban por adoptar, me lleva a conclusiones evidentes, que todo lo que hacen es únicamente fruto de la más absoluta improvisación dependiendo del momento y que, desde luego, detrás de esto no puede haber Consejo de Expertos alguno, porque de ser así, ¿qué credibilidad tendría?.

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