Por Amador ÁLVAREZ LANA
El pasado día 10 de octubre asistí a la asamblea de ASEAVA, a la que pertenezco desde su fundación y comprobé la gran división que allí se vivió. También observé claramente a una mayoría de socios que optaban por unas decisiones y una minoría que quería justo lo contrario. Comprendí claramente que las diferencias no eran precisamente por cuestiones de la vida cotidiana de los ganaderos: mejora genética, optimización de la comercialización, ataques de lobos, desbroze de pastos etc, etc, sino mas bien por intereses económicos. Y es que alguien ve negocio en las actividades de la Asociación, sobre todo en «xata roxa» y no quiere perder la oportunidad de meter la mano en el asunto.
En dicha asamblea se votaron todas las propuestas que la Junta y los socios plantearon. Las mayorías siempre fueron hacia el mismo lado y por fin se convocaron las elecciones a la directiva. Ante el pataleo continuo de unos pocos se optó por la medida, tan poco democrática, de elegir la Junta Electoral por sorteo, con resultado de que la minoría salió beneficiada y compuso dicha Junta con los suyos. Nadie salió de esa asamblea pensando que eso significaba que se iban a tomar decisiones tan sectarias. En la recogida de avales para presentarse a las elecciones, quedó claro quienes tenían los apoyos necesarios y también qué candidatura es netamente favorita, por lo que solo vieron como solución agarrarse a cualquier subterfugio para que la candidatura, probable perdedora, llegase sola al momento de la elección.
Si la democracia no se vuelve a restaurar en Aseava creo, con profundo pesar, que será el final de nuestra asociación que, con todos sus fallos y con la necesidad de corregir errores, ha sido una buena herramienta para lo ganaderos.
(Desde Valle del Lago, Somiedo)
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