Por Juan ACEVEDO
Amalio Guisasola, para mí «Barreñada», para otros «Anselmo», «El señorito», o simplemente Amalín. Todos y cada uno de los que tuvimos el honor de conocerlo nos hemos quedado un poco huérfanos.
No voy a relatar las mil y una anécdotas que he compartido a su lado, cada uno de vosotros seguro que habéis vivido otras tantas. Lo que quiero resaltar sobre estas líneas, es lo que para mí eran sus dos mayores virtudes: nobleza y carisma. No descubro nada ni a nadie cuando digo que ha sido, es y será la persona más querida por este pueblo donde nació y creció.
«Te has ido Barre, llevas contigo (a parte de la radio, muleta y puro) miles de amigos, millones de recuerdos e infinito cariño»
Desde este momento el cielo, entre otras muchas cosas: olerá un poco a faria, abundarán los cascadientes y botes de coca cola, se organizará el primer campeonato de «pedorreros», habrá multas para todo aquel que se atreva a llegar tarde, se cobrarán mensualmente los recibos de tu sociedad, los partidos del «Oviedín» serán de interés popular, se informará diariamente sobre «los enteros que suben o bajan» en la bolsa… y como no podía ser de otra manera, estoy seguro de que allí arriba los 22 de diciembre siempre se va a participar en el sorteo de Navidad con un décimo de lotería de tu segunda familia, el CD Mosconia.



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