Publicado el: 26 Jun 2021

Al fondo hay sitio

Por Juan Carlos AVILÉS

Un pueblo sin chigre es un pueblo sin vida. No digamos ya si no tiene escuela, médico, tienda y ni siquiera una casina rural donde refugiarse de la pandemia y echar los cuartos al monte sin mascarilla, gel ni cristo que los fundó. ¡Menudo desastre! Pues, queridos correligionarios, de esos en Asturias hay nada menos que casi mil quinientos con menos de seis vecinos, ochocientos que ya no queda ni el gato y trescientos que cuentan con un solo un habitante, más aburrido/a que una ostra y sin más compañía que cuatro pitas y un perrín con el que compartir un poco de charla y unas patatas cocidas. El panorama es desolador y el futuro, bastante inmediato, nada halagüeño, porque de los 78 municipios de la región, hay 23, casi un tercio del total, que están en riesgo más o menos elevado de desaparición a causa de su población decreciente y envejecida. Y Asturias encabeza el ranking de comunidades adscritas al nefasto cartel de la España vaciada. Mientras, las cifras del paro aumentan, las migraciones se multiplican y los recursos se subcontratan porque la tierra, nuestra tierra, no hay quién la trabaje. Las grandes urbes lo fueron absorbiendo todo y, a su vez, van dejando cadáveres por el camino, no solo por las pandemias, sino por una nefasta gestión y distribución de la riqueza y el patrimonio, incluido el más importante, el natural. Hay sitio para todos, casa para todos y oportunidades para todos y en todas partes. No solo para los de aquí, sino para los que vienen de fuera en busca de aliento y un poco de esperanza. Bastaría, aunque no sea cosa de un día para otro, con la voluntad política de racionalizar los espacios, abrir y estimular oportunidades y animar y proporcionar medios, sobre todo a los jóvenes, para recuperar y revitalizar la tierra de sus mayores. De lo contrario, no bastará con culpar a los virus presentes y futuros. Nos iremos aniquilando a nosotros mismos.

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