Grado vive con intensidad el día grande de la fiesta, con un desfile al que muchos llegaron de doblete, y con el Parque de Arriba lleno de tenderetes para desafiar a la lluvia

Redacción/ Grau

Y tras dos años de espera volvió Santana a las calles. Los moscones llegaron con muchas ganas en el tradicional desfile, tras una intensa noche de fiesta que muchos prolongaron hasta la madrugada. En esta ocasión, los romeros tuvieron doble ración de agua, la del día lluvioso y la de los vecinos desde las ventanas. Acompañados de la música de las charangas, las carrozas salieron a las 10,00 horas del Mercáu de Ganao, con los romeros con las camisetas de las peñas, los pañuelos de la Hermandad y muchos tocados con sombrero y empapados por el recorrido. El Parque de Arriba espera a los moscones, con numerosos tenderetes para que las familias coman juntas desafiando la lluvia. Las fiestas finalizan esta noche con los fuegos artificiales y la última verbena.