La familia Cruz apuesta desde San Claudio por la gastronomía tradicional y de proximidad
Manuel Galán / San Cloyo
La parrilla de Jose es un restaurante situado en el alto de San Roque, San Cloyo, en un cruce de caminos entre la carretera de Ponteo, los barrios de Las Cruces y Cimadevilla y la fábrica de loza. Un lugar que pide, a todas luces, una rotonda para ordenar un tráfico que, a menudo, se atasca en este nudo del pueblo. Allí, en la terraza de esta casa de comidas, me recibe la familia que regenta este establecimiento desde hace tres años y que enriquece, con su buena mano en la cocina, la oferta gastronómica de esta villa periférica de la capital asturiana.
La apuesta no fue sencilla. El 28 de octubre del 2020, esta familia ecuatoriana, se lanzó al vacío en plena pandemia. «La espicha que ofrecimos el día de la apertura fue un éxito. Es más, nos quedamos sin existencias» comenta Jason Adrián, hijo mayor del matrimonio propietario. «Sin embargo, el 1 de noviembre se cerraron los interiores de los bares y restaurantes. El comienzo fue muy duro y menos mal que tenemos una pequeña terraza donde decidimos despachar cafés, bebidas y pinchos».
– ¿Y por qué San Cloyo?: «Hace tiempo que queríamos abrir un negocio de hostelería familiar y esta zona nos gustaba mucho. Además, vivimos en Fuente de la Plata y tenemos un pequeño terreno en Lloriana, por lo que este local nos pareció perfecto por su proximidad a ambos lugares» , completa Adrián, que es técnico en microsistemas y redes, aunque ahora está centrado en apoyar el negocio familiar.
Ángela, su madre, es la encargada de la cocina junto a su hijo pequeño. Se acerca durante la entrevista para reafirmar su compromiso con la cocina casera, de proximidad y de generación del mínimo desperdicio alimentario, apuntando que «nos basamos en un modelo de cocina tradicional con toques de nuestro país. Soy de la antigua escuela, me baso en la cocina casera con materia prima fresca que compro semanalmente. No tengo nada preparado con antelación ni me interesan las reducciones con caldos envasados. Yo utilizo mis propios caldos y trabajo todo con las manos, no utilizo moldes. Además, compró en negocios locales, en la carnicería Manolo, la Tiendina y la Huerta, nuestros suministradores principales de producto fresco y de temporada. En verano, utilizamos materias primas de nuestra propia huerta, productos muy valorados por nuestros clientes, especialmente el tomate. Procuramos reducir los desperdicios y no tirar comida, elaborando todo al momento. Los clientes entienden este formato y saben que los platos tienen su propio tiempo de preparación que hay que respetar».
Y sobre la preparación de los platos, Adrián insiste en que «nos gusta aliñar la carne, macerar, en lugar de añadir únicamente sal. Cachopos, pulpos, entrecot, tienen su propio aliño. Los pistos del verano, el tomate e incluso el pitu de caleya salen de nuestra propia finca». Y es que la parrilla de Jose es todo un ejemplo de kilómetro cero, fomento de producto local y responsabilidad con el medio. Y todo ello, sin darle mucha importancia.
Tienen una clientela fija, parroquianos de San Claudio que vienen a tomar el menú diario, un café o un vino a media mañana y a quienes les gusta la conversación tranquila. En opinión de Adrián, «estamos muy contentos con nuestros clientes. La gente es muy simpática y la acogida ha sido muy buena. Después de tres años, nos conocemos bien y sabemos lo que les gusta y lo que no. Lo que más nos sorprende es la cantidad de clientela que tenemos en verano. Pensábamos que nuestra temporada fuerte sería la primavera y el otoño, pero en julio y agosto hay mucha gente que viene desde Oviedo y mucho turista extranjero, sobre todo alemanes e italianos, que se quedan en una vivienda vacacional cercana o se alojan en pisos de la zona». San Cloyo tiene duende gastronómico. La oferta es diversa, variada y muy amplia. Hay donde elegir y escoger bien. Un núcleo rural que, si bien ha perdido población y dinamismo desde el cierre de la fábrica de loza, se intenta sobreponer atrayendo visitantes con sus propuestas gastronómicas de proximidad, cercanía y calidad.
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