Publicado el: 03 May 2024

«San Claudio destila amistad y alegría»

«El Ponteín del Año es muy especial para mi, por que viene de mis vecinos y refleja su cariño»

Flórez Lozano / Foto de la UIMP

L. S. N./ San Claudio

José Antonio Flórez Lozano, catedrático de Ciencias de la Conducta, ‘Ponteín del Año’ 2024

El catedrático de Ciencias de la Conducta de la Universidad de Oviedo, José Antonio Flórez Lozano, es el nuevo ‘Ponteín del año’ 2024, un reconocimiento otorgado anualmente por la Peña Deportiva y Cultural de Ponteo, que destaca los logros de personas o entidades vinculadas a las parroquias de San Claudio y Loriana.

José Antonio Flórez Lozano, residente de la localidad, es reconocido como profesor emérito honorario y miembro distinguido de la New York Academy of Sciences. Además, ha ejercido como director de la Escuela de Enfermería y Fisioterapia. Su dedicación científica se ha enfocado en el estudio de la organización de la conducta y el sistema nervioso central. Mensualmente colabora con las páginas de Salud de LA VOZ DEL TRUBIA, enfocándose sobre todo en promover el envejecimiento saludable.

– Sus vecinos le distinguen con el Ponteín del Año, dedicado a los residentes destacados de San Claudio y Loriana ¿Cómo decidió vivir en la localidad? –Fue una decisión de mi esposa (q.e.p.d.) en un momento de transformación de la zona de Las Mazas (San Claudio). Vivíamos en Oviedo y el traslado fue algo precipitado pero muy acertado. Mi esposa para estas cosas tenía un olfato especial. De repente pasamos de la ciudad a una zona rural, pero muy próxima a Oviedo, con lo cual me di cuenta de que lo teníamos todo: bosques, el camino de Santiago, menos contaminación, más espacio y unas vistas espectaculares del Naranco y de la Sierra del Aramo. San Claudio destila amistad y alegría por doquier; uno se siente rápidamente como en su propia casa. Los amaneceres de San Claudio son seductores en su belleza espontánea y desnuda y sus crepúsculos a veces rojizos, envuelven el secreto de la vida en los habitantes de este hábitat maravilloso. Además, mi domicilio está muy próximo a la Facultad de Medicina, con lo cual el trabajo lo tenía muy cerca; es más en muchas ocasiones me iba andando por Olivares cumpliendo rigurosamente lo que explicaba en la Facultad sobre el ejercicio físico y la salud y también me permitía esas reflexiones tan interesantes previas a nuestras explicaciones. Allí descubrimos también muchas personas gentiles, próximas y sociables. Desarrollamos nuestra afición por el senderismo, el paisaje, los árboles y la sociabilidad en los chigres del pueblo. Y nuestras amistades crecían sin cesar…Encontramos las mieles de la vida; por ello subrayo mi gratitud. Para nosotros, vivir en las Mazas, es un remanso de paz, de tranquilidad y bienestar. He descubierto a personas muy vitalistas, entrañables, entusiastas y capaces de ayudarte en cualquier momento, especialmente, cuando he perdido a mi esposa. Tras el fallecimiento de mi esposa, he podido comprobar el cariño y el respeto de muchas personas que me han sorprendido por su grandeza y generosidad. La prueba es la concesión del Premio Ponteín del Año. El poder de este entorno se encuentra en las relaciones de refuerzo mutuo que se traduce en pequeños «empujones» del estado de ánimo. Paseos en los que encuentras a gentes que te alumbran el día y cumplen rigurosamente la prescripción médica de andar para lograr un envejecimiento saludable. Paseos convertidos en aires de comunicación; buenos días endulzados con una sonrisa y no rostros avinagrados. Paseos en los que escuchas el trino de los pájaros, disfrutas del verdor de las praderas y del cencerro de las vacas. Y flores, muchas flores que te endulzan el corazón, observando las abejas libando escrupulosamente; en fin, un paseo, un gran ejercicio que se convierte en meditación y en paz. Aquí no te encuentras solo; encontramos gentes muy alegres con la sonrisa siempre presente como tarjeta de presentación. Esto te hace sentirte bien con los demás y tener una paz interior hilvanada en un fuero interno de coherencia y creatividad. Ello potencia mi capacidad de ayuda, tolerancia y comprensión. Como dijo el protagonista del “Ensayo sobre la ceguera” de José Saramago, “lo más difícil no es convivir, es comprender a los otros”. Una forma de ampliar horizontes, no de reducirlos.

-¿Qué significa para usted que le hayan otorgado el premio Ponteín del Año? –Me siento profundamente agradecido por este reconocimiento con humildad y sencillez, dos cualidades esenciales para entender la vida y ayudar a los demás. Para mí es una gran satisfacción porque tiene que ver con el cariño de las personas, independientemente de mi carrera y trayectoria profesional que se valora en este premio. No olvidemos que vivir significa querer y ser querido. Lo más importante, es sentir esa valoración y ese reconocimiento próximo de mis propios vecinos; algo que sale de lo más profundo del corazón; algo sencillo, pero de un gran valor para mi satisfacción personal. En mis clases y conferencias, tengo una diapositiva que dice «mi lema es ayudar», una frase que he aprendido de mi abuela, que nunca se me ha olvidado y que he aplicado de forma muy satisfactoria.

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