Por Javier Pérez
Las últimas décadas están siendo bastante desalentadoras en cuanto a la evolución demográfica de gran parte de los concejos asturianos se refiere, sobre todo para los que estamos alejados de la autovía Y. Es cierto que los grandes centros de trabajo se ubican en las zonas periurbanas de las tres principales ciudades, pero aún así, a pesar de que esta baza juega en nuestra contra, vamos a hablar de costes.
Cada día más gente trabaja desde casa, el teletrabajo ha llegado para quedarse. La mejora de la conectividad y la capacidad para conciliar la vida laboral y familiar hacen de este nuevo modelo de trabajo una apuesta segura para muchas empresas. En las zonas eminentemente rurales, es imprescindible mejorar en conectividad, ya que hoy día es capital para el desarrollo de cualquier proyecto que dinamice su economía. Ahora bien, disponiendo de una buena conexión y la no obligación de un traslado diario a un punto relativamente alejado del domicilio, ¿qué nos puede hacer abandonar las villas? Sí, hay muchos factores que influyen en esta decisión: la escasez de ofertas de ocio, la ausencia de un grupo social próximo… pero a mayor población, más emprendedores dispuestos a apostar por la zona, fomentando su desarrollo social y económico. Tengo una afición comercial innata, lo que me lleva a investigar sobre todo lo que se vende o se compra, como decía una vecina salense cuando preguntaba algo: «no es que me importe, es por saber». El precio de la vivienda en las zonas más pobladas de la región roza cifras récord, basta con echar un vistazo a los principales portales inmobiliarios para percatarnos de las enormes subidas. Los tipos de interés de las hipotecas también han subido exponencialmente después de la pandemia, por lo que a todas luces, el acceso a la vivienda se complica. ¿Os habéis percatado de la diferencia tan abismal que existe entre la compra de un piso estándar en un concejo como Salas al precio de esa misma tipología de vivienda en Oviedo? Lo que durante mucho tiempo fue una cuestión económica, en la que la rentabilidad y el ahorro estaban precisamente en lo contrario, en comprar en las zonas urbanas, puede llegar a revertirse. Hablando en lengua vernácula, en el mercado inmobiliario, como en todos, gana el que compra más barato y vende más caro. El impacto del turismo en nuestra región también es una baza que juega a favor de las zonas rurales, rodeadas de naturaleza y con un sinfín de rutas y enclaves ideales para el disfrute al aire libre. Otro fenómeno a tener en cuenta es el tan nombrado cambio climático, hace unos años los asturianos estábamos deseando cruzar la meseta para salir a «secar», pero en la actualidad, y cada día más, son los sureños peninsulares los que están deseando venir a «refrescar» al norte.
El concejo de Salas, que es el que me atañe, tiene multitud de posibilidades: es rico en recursos naturales, a nivel geográfico, se perfila como un enlace estratégico entre el suroccidente y el centro de la región, y qué decir de su patrimonio cultural y paisajístico… Somos precisamente los que tenemos en juego más cartas en el concejo, los empresarios de cualquier índole afincados en el municipio, los que tenemos que concienciarnos de ello y ejercer como auténticos embajadores de nuestro territorio. Hace unos días acudí a la presentación del libro de Pepe García, que se perfila como una publicación de cabecera para comprender lo que fue nuestro concejo y analizar su avance hacia el futuro. Desde aquí lo felicito a él y a todas las personas que contribuyeron en su redacción. No está todo perdido, al contrario, podemos salir victoriosos, tenemos que creerlo y venderlo, SALAS LO MERECE.
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